La única certeza que tenemos en la vida es la muerte. El ser humano se ha dedicado, desde tiempos inmemoriales, a reflexionar y estudiar este suceso inevitable de nuestro ciclo vital.
En la búsqueda de resolver incógnitas que deja la muerte, científicos de la Universidad de Columbia Británica en Canadá realizaron una investigación sobre el sistema auditivo antes de la muerte, publicada por Scientific Reports. Para ello, utilizaron muestras de pacientes que se encontraban en etapa de sus últimos momentos de vida en el hospital St John’s de Vancouver y de un grupo de control conformado por personas sanas. Con esa información, la doctora Elizabeth Bludon monitoreó la actividad cerebral a partir de electroencefalogramas (EEG), que tienen la función de detectar aquellas respuestas eléctricas del cerebro frente a estímulos externos.
Los resultados y el último sentido
Es importante destacar que las muestras fueron tomadas en momentos en que las personas se encontraban con vida y también después de haber fallecido. Los investigadores realizaron pruebas reproduciendo sonidos comunes y extraños, e hicieron lo mismo con las personas sanas. Los resultados fueron sorprendentes, ya que al comparar ambas respuestas cerebrales, eran muy similares.
El estudio concluyó que las personas todavía podían oír incluso en el momento en que se encontraban perdiendo la conciencia.
La Universidad de Columbia Británica no es la única que se ha aventurado en realizar investigaciones sobre este tema. En el año 2017, Sam Parnia, doctor de la Universidad de Nueva York, identificó que varios pacientes con experiencias cercanas a la muerte tras tener un infarto seguían manteniendo actividad cerebral, a pesar de que su cuerpo se encontraba clínicamente muerto.
Según Parnia, cuando los pulmones dejan de respirar y el corazón deja de latir, sigue existiendo actividad cerebral durante al menos tres minutos más. Lo llamativo de todo esto es que no se ha podido determinar si la persona es consciente de que está viviendo el proceso de su muerte, aunque para el doctor de la Universidad de Nueva York sí lo serían.