Apple, Meta, Amazon, Alphabet, ByteDance, Microsoft y Samsung informaron a la Comisión Europea que reúnen los requisitos para cumplir la ley de mercados digitales, la nueva normativa antimonopolio que aprobó el año pasado la Unión Europea para controlar el poder de las grandes plataformas.
El Ejecutivo comunitario deberá verificar la información antes del 6 de septiembre para determinar que efectivamente son empresas con un gran poder de mercado que tendrán que someterse a la normativa.
La medida obliga a las empresas que ganan 75.000 millones de euros (US$81.710.025 millones) , a cumplir con una serie de requisitos antimonopolísticos, que regulan las tiendas de aplicaciones móviles, las búsquedas en internet y restringiendo el uso que las empresas hacen de los datos personales.
Estas siete empresas le han comunicado al Ejecutivo comunitario que tienen una facturación en Europa de menos 7.500 millones de euros en los últimos tres años o un valor de mercado de 75.000 millones en el último ejercicio y que operan en al menos tres países de la UE.
La iniciativa prohíbe combinar los datos personales que las empresas adquieren a través de sus múltiples servicios (por ejemplo, Meta no podrá cruzar la información entre Facebook y WhatsApp).
Además, tampoco se podrá obligar a los usuarios a mantener instaladas en sus dispositivos las aplicaciones móviles de la propia compañía y los clientes podrán adquirir aplicaciones a través de las tiendas de la competencia.
Asimismo, estas compañías no podrán favorecer sus propios productos en sus motores de búsqueda y los servicios de mensajería de las grandes plataformas tendrán que ser compatibles con los de las empresas más pequeñas.
La ley de mercados digitales cambia la lógica de las normas antimonopolio que han regido hasta ahora en la Unión Europea, ya que las empresas deberán cumplir los requisitos de antemano, sin tener que esperar a Bruselas inicie una investigación que suele durar años para determinar su respetan la libre competencia.
Si incumplen la norma, la Comisión podrá imponerles multas de hasta el 20% de su facturación mundial y, en último término, forzar a una reestructuración de la empresa.