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¿Quiénes fueron los ‘Mártires de Chicago’?: El grupo de personas por el que se conmemora el Día del Trabajo

Los ocho "Mártires de Chicago"

A los “Mártires de Chicago” les debemos que este día sea libre. Ellos lucharon para que el horario laboral fuera de 8 horas y no de 12 a 16 horas incluso.

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30 Abril, 2024

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El mundo completo sabe que el 1 de mayo se celebra el “Día del Trabajador”,  fecha que es feriado en casi todos los países. Sin embargo, pocos conocen lo que realmente se conmemora este día.

Como sucede muchas veces con los días que conmemoran una fecha, el por qué no es muy feliz. En 1886, los conocidos como “mártires de Chicago”, cerca de 200 mil trabajadores iniciaron una huelga el 1, que duró hasta el 4 de mayo, para hacer cumplir que la jornada laboral fuera de de 8 horas y no de 12 o 16 horas incluso.

Si bien en 1868 el presidente estadounidense Andrew Johnson convirtió en ley que la jornada laboral fuese de 8 horas diarias, algunas ciudades fueron reacias a aplicar esta norma, entre ellas, Chicago, epicentro de la industrialización por el desarrollo del ferrocarril.

Después de varias manifestaciones, el 3 de mayo  las afueras de una fábrica, los policías comenzaron a disparar a los trabajadores, resultando 6 de ellos heridos.

Ante esto, se convocó a una manifestación para el día 4 de mayo en Haymarket Square. Este hecho, que se denominó “La Revuelta de Haymarket”, terminó con 38 muertos y más de 200 heridos entre policías y asistentes. Después de los hechos,  31 de los trabajadores fueron acusados, cinco de ellos condenados a la horca y tres a prisión.

Estas ocho personas se convirtieron en los “Mártires de Chicago”, quienes lograron con su lucha la reducción del horario laboral a ocho horas diarias. En 1889, en París, fue instaurado el 1 de mayo como el “Día del Trabajador”.

 

Las últimas palabras de los “Mártires de Chicago”

Michael Schawab, alemán, tipógrafo: “Si nosotros calláramos hablarían hasta las piedras. Todos los días se comenten asesinatos, niños son sacrificados inhumanamente, las mujeres perecen a fuerza de trabajar y los hombre mueren lentamente, consumidos por su rudas faenas y no he visto jamás que las leyes castiguen los crímenes”.
Albert Parson, ex candidato a la presidencia de Estados Unidos.: “¿Creen señores que cuando nuestros cadáveres hayan sido arrojados a la fosa se habrá acabado todo? ¿Creen que la guerra social se acabará estrangulándonos bárbaramente? ¡Ah, no! Sobre su veredicto quedará el del pueblo americano y el del mundo entero, para demostrarles su injusticia y las injusticias sociales que nos llevan al cadalso”.
Adolf Fischer, alemán, periodista: “No hablaré mucho, solamente tengo que protestar contra la pena de muerte que me imponen, porque no he cometido crimen alguno (…) pero si yo he de ser ahorcado por profesar mis ideas, por mi amor a la libertad, a la igualdad y a la fraternidad, entonces no tengo nada que objetar”.
Louis Lingg, el único de los acusados dispuesto a usar métodos terroristas, experto en bombas y carpinteros: “Me acusan de despreciar la ley y el orden, ¿Y qué significa la ley y el orden? Sus representante son los policías  y entre éstos hay muchos ladrones (…) Yo repito que soy enemigo del orden actual y repito que lo combatiré con todas mis fuerzas mientras respire”.
 
George Engel, alemán que emigró a EE.UU. en 1873. Tipógrafo y periodista: “Es la primera vez que comparezco ante un Tribunal americano y en él se me acusa de asesinato. ¿Y por qué razón estoy aquí? ¿Por qué razón se me acusa de asesino? Por la misma razón que tuve que abandonar Alemania, por la pobreza, por la miseria de la clase trabajadora”.

Samuel Fielden: pastor metodista y obrero textil: “Se me acusa de excitar las pasiones, se me acusa de incendiario porque he afirmado que la sociedad actual degrada al hombre hasta reducirlo a la categoría de animal. ¡Andad! Id a la cada de los pobres y los vereís amontonados en el menor espacio posible, respirando una atmósfera infernal de enfermedad y muerte.

August Spies: director del diario socialista Arbeiter-Zeitung: “Se me acusa de complicidad en un asesinato, se me condena a pesar de que el Ministerio Público no ha representado prueba alguna de que yo conozca al que arrojó la bomba, ni siquiera de que en tal asunto haya tenido yo la menor intervención”.

Oscar Neebe: vendedor de levaduras que desde joven trabajó a favor de los desheredados: “Durante los últimos días he podido aprender lo que es la ley, pues antes no sabía. Yo ignoraba que pudiera estar convicto de un crimen por conocer a Spies, Fielden y Parsons”.

Puedes revisar el discurso completo de los “Mártires de Chicago” aquí

Revisa como fue la manifestación del 1 de mayo de 1886:

 

 

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