¿Qué es el Dream Gap y cómo afecta a la brecha de género desde mucho antes de lo que pensamos?
Todo parte en la infancia, con un concepto que se vincula directamente a prácticas mucho menos serias pero no menos importantes como el juego.
El Foro Económico Mundial sostiene que aún quedan 132 años de implementación y refuerzo de políticas de paridad para alcanzar la equidad en términos de género.
De hecho, las diferencias entre hombres y mujeres vienen desde antes de lo que se cree, según la evidencia científica que se ha estudiado respecto al Dream Gap o “brecha de los sueños”.
Se trata de “la creencia limitante que desarrollan las niñas respecto a ser menos inteligentes que los niños”, la cual impacta en la infancia e incide en las elecciones y aspiraciones que tienen.
Diversas investigaciones científicas han mostrado que las niñas, a partir de los 5 años de edad, comienzan a desarrollar pensamientos limitantes vinculados a sentirse menos capaces que sus pares hombres.
De hecho en una investigación conducida por Andrei Cimpian, profesor de psicología de la Universidad de Nueva York, se logró comprobar que a esa edad las niñas ya comienzan a adoptar teorías de identidad en base a lo que otros les comunican como atributos propios de hombres o mujeres.
En base a esto tanto niños como niñas tienden a asociar la inteligencia a un atributo mayoritariamente masculino.
Además, partiendo desde la creencia que los niños son buenos o mejores para ciertas cosas, las niñas -aparte de asumir esa información como cierta- genera un impacto en los resultados que lograrán obtener.
“Los avances en esta área, en general, se han focalizado siempre pensando en el mundo adulto”, explicó Carla Ljubetic, psicóloga y Directora Ejecutiva de la Fundación Niñas Valientes, y si bien la brecha de género se tiende a asociar con una problemática laboral o que se da en el ámbito político, las consecuencias ya han impactado a las personas cuando se combate desde ahí. “Llegamos tarde”, agregó, según sostiene La Tercera.
“A los 4 años los estereotipos de género ya se instalan y si no empezamos a trabajar en estas materias desde temprana edad, seguirán profundizando las brechas”, enfatiza. Y es en este contexto que el Dream Gap o la brecha de sueños entre niñas y niños se vuelve muy importante.
La especialista explica que, hoy sabemos que a los 4 años los estereotipos de género se instalan en la mente de una niña y que a los 6 años ellas ya comienzan a distanciarse de áreas como las ciencias y matemáticas producto de estos estigmas.
“Entre los 10 y 12 años estas diferencias en los intereses y trayectorias educativas ya empiezan a ser definitivas y a traducirse en decisiones”, señaló Carla. La información del OECD Forum lo respalda: en los países miembro de la organización solo 1 de cada 3 graduados de carreras vinculadas a la ingeniería es mujer. Cuando se trata de ciencias de la computación, la proporción de mujeres en el área es todavía más baja.
Si bien la equidad de género es un tema que tradicionalmente se ha abordado en las instancias más formales a nivel mundial, paradójicamente parte importante de la solución está en subsanar la brecha de sueños. Un concepto que se vincula directamente a prácticas mucho menos serias pero no menos importantes como el juego.
“Mayor representación, el rol del juego y de los juguetes inclusivos son una parte del puzzle de la equidad de género”, dice el documento de la OECD. Carla confirma que actividades lúdicas cumplen un rol clave y que los espacios de socialización y formación tanto formales como informales son responsables fundamentales para poder avanzar en que las niñas y adolescentes puedan crecer sin limitaciones impuestas por los estereotipos de género.