“Tal vez los escandinavos somos felices porque pagamos altos impuestos”: Los secretos del hombre más feliz del mundo
A través de sus libros, el también cientista político cuenta por qué su país es una potencia del rubro y entrega algunos consejos para lograr acceder la emoción del bienestar.
¿Qué significa la felicidad hoy en día? ¿Es realmente medible? Meik Wiking, el jefe ejecutivo del Centro de Estudios de la Felicidad en Copenhague, opina que es posible y va más allá.
En sus obras “Hygge” y “Lykke”, el apodado “individuo más alegre del planeta”, según The Times, expone su teoría sobre por qué los daneses son los más contentos del planeta (más allá del bienestar social de las naciones nórdicas) y cómo cualquiera puede conseguirlo.
“Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia también tienen niveles comparativamente altos de bienestar”, señala Meik. “No obstante, quizás el ejemplo del Hygge es lo que diferencia a Dinamarca de las demás naciones nórdicas. Creo que el Hygge y la felicidad pueden estar conectados”.
Junto con un ambiente frío y hostil (el invierno en Dinamarca solo ofrece cuatro horas de sol y las temperaturas promedian los 0°C), los ciudadanos daneses pagan los impuestos más altos del mundo. Esto les proporciona un destacado sistema de bienestar que garantiza atención médica y educación gratuitas, buenas pensiones e igualdad de género, causa fundamental para Meik Wiking.
“Estamos comprando calidad de vida”, explica Meik Wiking en “Hygge”, aunque hace una distinción. “Los daneses somos excepcionalmente buenos para disociar la riqueza y el bienestar”.
“Una vez que se satisfacen nuestras necesidades básicas, nos damos cuenta de que más dinero no conduce a la felicidad y, en cambio, nos enfocamos en lo que nos brinda una mejor calidad de vida”, contó el cientista político en entrevista con La Tercera.
El experto en evaluar la felicidad afirma que en las comunidades resulta crucial que el índice de corrupción sea bajo. “Numerosos periodistas se preguntan: ¿cómo se puede ser feliz si se pagan impuestos exorbitantes? Y yo respondo: quizá somos felices porque pagamos elevados impuestos. Estamos invirtiendo en la calidad de vida. Estamos invirtiendo en algo bueno que produce un gran rendimiento de felicidad personal. Lo que ocurre es que en las naciones nórdicas se puede disfrutar de un nivel relativamente alto de calidad de vida independientemente de si eres rico o pobre. Por supuesto, es necesario un buen gobierno que lo garantice, para que haya un bajo nivel de corrupción”.
A medio camino entre el ámbito político y el académico, el grupo de expertos danés al que pertenece Wiking resume en tres principios lo que podríamos denominar las bases del estado de bienestar danés: “Reducir el peligro, la incertidumbre y la ansiedad”.
¿Realmente se puede medir la felicidad?
Meik Wiking dice que mucha gente es escéptica acerca de la posibilidad de medir una emoción como la felicidad. “Una de las cuestiones que plantean es que hay diferentes percepciones de lo que es la felicidad”, explica.
Pero cuando el Instituto de Investigación sobre la Felicidad, la ONU y la OCDE tratan de medirla y cuantificar la calidad de vida, podemos considerar al menos tres dimensiones de la felicidad.
1- La satisfacción ante la vida
Wiking propone un ejercicio simple: toma perspectiva y evalúa tu vida. Piensa en la mejor vida posible que pudieras tener y en la peor posible: ¿dónde sientes que estás en este momento? “Aquí es donde Dinamarca saca la mayor puntuación del mundo”, asegura.
2- La dimensión afectiva o hedónica
Otro ejercicio: “¿Qué tipos de emociones experimentas con las personas cada día? Si nos centramos en ayer, ¿te sentiste enfadado, triste, solo? ¿Te reíste? ¿Fuiste feliz? ¿Te sentiste amado?”.
3- La dimensión eudemónica
Se basa en la percepción de Aristóteles de la felicidad. Para él, una buena vida era una vida significativa. Entonces, ¿las personas experimentan una sensación de finalidad?
Algunos tips de felicidad que entrega Meik Wiking
- Comer con tiempo en la mesa, para disfrutar de la compañía de amigos, familiares o colegas.
- Apagar las luces y encender velas. Los ambientes cálidos aportan una sensación de bienestar.
- Desarrollar la capacidad de disfrutar el momento presente, el aquí y ahora.
- Darse el gusto de comer algo rico. Eso activa la felicidad.
- Ser agradecido. La gratitud es generadora de pensamientos positivos y es contagiosa.
- Ayudar a otros. Reforzar los lazos en la comunidad. Incluso con los propios vecinos.
- Andar mucho en bicicleta. ¿Quién no tiene buenos recuerdos de la infancia pedaleando?
- Leer y abrirse a nuevos círculos de personas para que el mundo sea más enriquecedor.
- Enseñarles a los chicos a disfrutar de un bosque, de los amigos, una buena comida, apreciar lo que tienen y no compararse con el resto.
- En la era de las redes sociales, mostrarse tal y como es uno mismo. La naturalidad es bien hygge. Cero presión.