Es posible mantener una vida saludable, duradera y de calidad. No existen soluciones milagrosas para perder peso en poco tiempo, ya que esto puede tener consecuencias negativas a largo plazo. Por ello, es importante encontrar la solución en la tradición, en las dietas naturales y en la combinación de alimentos que no hayan sido procesados en fábricas o envasados.
Si bien, siempre es recomendable que visites a un médico para evaluar qué puedes comer y qué no, numerosos especialistas han compartido sus investigaciones para entregar ciertas luces que pueden servirte en este objetivo. Un ejemplo de estas alternativas es la dieta mediterránea o la dieta Harvard, que son innovaciones en el mundo de la nutrición.
La dieta de Harvard
Un conjunto de individuos, algunos pertenecientes a la Universidad de Harvard, divulgaron en 2011 las contraseñas de “el plato para alimentarse saludablemente”, un enfoque que en la actualidad es reconocido por muchos como “la dieta de Harvard” y que gradualmente ha recobrado popularidad en las tendencias nutricionales.
De acuerdo con las afirmaciones de la docente Lilian Cheung recopiladas por Infobae, “este patrón de alimentación resultará beneficioso para la prevención de enfermedades frecuentes en los Estados Unidos y en todo el mundo”, tales como afecciones cardiovasculares, distintas clases de cáncer y diabetes tipo 2, entre otros diagnósticos.
Composición
En primer lugar, enfatizaron que la mitad del plato (50%) tiene que estar compuesto por verduras y frutas. En este sentido, las primeras deben tener un mayor protagonismo dentro de ese margen, mientras que hay que buscar “color y variedad” entre estos alimentos.
Para Cheung, es importante que veas bien cuáles escogerás en relación a tu estado de salud, ya que algunas podrían —por ejemplo— disparar los niveles de azúcar en la sangre, lo que podría potenciar la aparición o el desarrollo de un padecimiento.
Frutas y verduras
La mayoría de nuestras comidas deberían contener estos dos elementos, representando al menos la mitad de nuestro plato. Es recomendable consumir las frutas enteras en lugar de hacerlas en jugo, para así obtener todos sus nutrientes. “Una papa no es una verdura desde el punto de vista nutricional. ¿Por qué? Bueno, la papa se comporta casi como un carbohidrato refinado. Aumenta el azúcar en sangre”, dijo Cheung.
Cereales
Se deben añadir cereales integrales y que ocupen, en total, un cuarto del plato. “Los cereales integrales tienen muchas más vitaminas y también fotoquímicos y minerales, lo que es mucho más sano para nosotros y no nos subirá tan rápido el azúcar en sangre”, recomendó Cheung. Estos cereales son: la avena, quinoa, cebada, trigo y arroz integral.
Proteínas saludable
Ocuparán un cuarto del plato y las proteínas más saludables son: el pescado, pollo, los frutos secos y el pato. Cheung, por su parte, advierte que hay que evitar el consumo excesivo de carne roja y de carnes procesadas.
Aceites saludables
No hay que cocinar con aceites parcialmente hidrogenados como la margarina y aceites vegetales. Cheung recomienda usar el aceite de oliva, de soja, de maíz o girasol en menor medida.
Agua té, café y leche
Durante mucho tiempo se dijo que había que beber tres tazas de leche al día. Sin embargo, a Cheung no le pareció “lo más prudente”. “Sobre todo porque en EE.UU hay algunas poblaciones intolerantes a la lactosa”, añade.
El ejercicio físico
“Tenemos que realizar durante media hora al día, o al menos cinco veces por semana, una actividad vigorosa”, dijo Cheung. Se recomienda hacer caminatas a paso ligero o clases de gimnasia como alternativa. “Todos estamos envejeciendo, y debemos formar buenos hábitos mientras somos jóvenes para que se conviertan en parte de nuestra costumbre y nuestra rutina”, finaliza Cheung.