Un estudio publicado este miércoles en la revista académica PLoS ONE informa que la presencia de plástico en los océanos ha registrado un “incremento sin precedentes” desde el año 2005 y actualmente ronda los 2 millones de toneladas.
Según los autores, el número de partículas de plástico flotando en el océano ha oscilado entre 82 y 358 billones (con un promedio de 171 billones) desde 2019. Estas partículas pesan aproximadamente entre 1,1 y 4,9 millones de toneladas (con un promedio de 2,3 millones de toneladas), según las estimaciones de su modelo.
Los científicos involucrados en el estudio provienen de Estados Unidos, Suecia, Chile y Australia y examinaron datos mundiales sobre la concentración de plásticos en la superficie de los mares, desde 1979 hasta 2019. Descubrieron que, entre 1990 y 2005, las cantidades de plástico se mantuvieron estables sin evidenciar una tendencia clara, lo cual podría haber sido el resultado de políticas importantes aplicadas durante ese período, como la prohibición de descargar plásticos de los barcos incluida en el Convenio Internacional para Prevenir la Contaminación por Buques (Marpol).
Microplástico
A partir de 2006, la producción mundial creció, y los macroplásticos flotantes en el océano comenzaron a descomponerse en microplásticos, lo que provocó un aumento considerable en la concentración de este tipo de compuestos.
Los investigadores admiten que recopilar datos a nivel mundial presenta limitaciones, pero sostienen que sus descubrimientos son coherentes con las tendencias observadas en las playas, donde los datos se recopilan de manera independiente.
“Estos paralelismos sugieren firmemente que los niveles de contaminación de plásticos en los océanos del mundo han alcanzado niveles sin precedentes en los últimos 15 años”, concluyen.
Por lo tanto, instan a los políticos de todo el mundo a que aprueben regulaciones con objetivos específicos que no se limiten al ámbito empresarial. Además, advierten que, sin medidas urgentes y decisivas para reducir la cantidad de plástico que llega al agua, la tasa a la que este material contamina los océanos podría casi triplicarse para 2040.