Las alergias a los alimentos no son una novedad. La galactosa y el gluten son algunas de las más famosas, pero no son las únicas y las personas también pueden sufrir de intolerancia a la sacarosa.
En contraste con aquellos que sufren una hipersensibilidad alimentaria, aquellos que tienen una intolerancia poseen un tracto gastrointestinal que no puede procesar ciertos nutrientes. En el caso de la sacarosa, este es un producto muy desafiante de eludir, porque se encuentra en más alimentos que solo los evidentes.
Por ejemplo, las frutas tienen fructosa, un tipo de sacarosa, pero la galactosa es la sacarosa de la leche.
#Alergia vs #intolerancia alimentaria 🤔
➡️ En ocasiones sus síntomas pueden ser parecidos y esto hace que la población pueda confundirlas. Pero es importante conocer sus diferencias para poder actuar y tomar las decisiones acertadas en caso de aparición pic.twitter.com/K0GUYf464U
— FAND (@fundacionsancyd) February 20, 2023
La lactasa, por otro lado, es la sacarosa de otros productos lácteos; aunque también hay la maltosa, derivada de cereales; y la sacarosa, que se encuentra naturalmente en vegetales como la caña y las betarragas. Desde la fuente de información médica News Today destacan que algunos individuos con problemas gastrointestinales anteriores, como síndrome del intestino irritable, trastorno celíaco y otros trastornos gastrointestinales, tienen más probabilidades de sufrir esta intolerancia.
¿Cuáles son los síntomas?
Desde el sitio Verywell Health detallan que los síntomas podrían variar entre personas, pero que principalmente la intolerancia al azúcar produce:
- Dolor estomacal.
- Cambios de hábitos intestinales. Diarrea o estreñimiento.
- Hinchazón abdominal incómoda o molesta.
- Náuseas y vómitos.
- Gases.
- Dolor de cabeza.
- Migrañas.
- Congestión nasal.
- Sibilancias.
- Urticaria, inflamación de la piel, sarpullido o eczema.
Aunque no constituya una amenaza inmediata para la vida, al contrario de una alergia alimentaria, reconocer la intolerancia oportunamente puede ser de mucha ayuda. Los especialistas podrían prescribir una dieta de exclusión para identificar los alimentos que deben ser evitados, para no experimentar los síntomas vinculados a la intolerancia alimentaria.