Tish Harrison Warren, sacerdote de la Iglesia Anglicana de Norteamérica y autora del libro Oración en la noche: para los que trabajan, velan o lloran (2021), escribió un artículo donde abordó los beneficios de tener una “regla de vida”, el cual fue publicado en el New York Times.
No se trata sobre irse de meditación a una montaña, mas bien, tener ciertos hábitos que te ayuden a cumplir objetivos.
“Las vidas de monjes y monjas me han enseñado a mí, una madre no católica que duerme hasta tarde siempre que puede y que se pega atracones de Netflix, cómo vivir mejor”, destacó Harrison Warren, a lo que agregó “no se trata de una resolución, sino de una forma exhaustiva de hacer balance de cómo empleas tu tiempo para poder ser la persona que quieres ser”.
La escritora detalló que tiene una rutina donde limita el tiempo que dedica a su trabajo, realiza actos benéficos y regula los tiempos que pasa frente la pantalla.
John Mark Comer, pastor fundador de la iglesia Bridgetown de Portland (Oregon), fue entrevistado por Warren, donde le pidió la opinión sobre esta estrategia. Este le explicó que el concepto hace referencia a “un horario y a un conjunto de prácticas y ritmos relacionales que organizan tu vida en torno a lo que más valoras” y si bien este tiene orígenes cristianos, no es exclusivo para los feligreses.
“Los primeros cristianos afirmaban que si queremos ser aprendices de Jesús y dar el máximo de frutos, tenemos que tener algún tipo de enrejado vital, algún tipo de apoyo para estructurar nuestras vidas en torno a lo que es más importante para nosotros”, explicó, “si nos fijamos en los momentos de la historia de la iglesia en los que una regla de vida fue más importante (que el trasfondo), fueron momentos de guerra o hambruna o enfermedad, o el colapso del Imperio Romano o la corrupción de la iglesia institucional”.
Actualmente, en un escenario en donde la salud mental es uno de los tópicos que más preocupan a la población, el clérigo destacó que adoptar hábitos saludables es clave para “las personas reflexivas que realmente quieren vivir bien”.
Algunas de las acciones que el pastor ha adoptado para sentirse mejor en su diario vivir son: rezar una hora cada mañana, leer por lo menos 60 minutos y dedicar el sábado completo a relacionarse con su familia (sin revisar su celular).
“Nos reunimos alrededor de la mesa con amigos íntimos. Celebramos una gran comida. Practicamos la gratitud, el descanso. Dormimos y jugamos”, contó, “esa es parte importante de nuestra regla de vida, en torno a la cual anclamos nuestro ritmo semanal”.
Eso sí, considera importante preservar lo que dicen los textos religiosos, pero “averiguar cómo contextualizarlo y aplicarlo para aquellos de nosotros que no somos monjes y monjas”.