El estrés de fin de año y el calor puede propiciar que aparezca el insomnio, o además puede empeorar a quienes padecen insomnio crónico, un problema que afecta al 44% de los adultos chilenos, según el informe “Termómetro de la Salud Mental en Chile ACHS-UC”.
Este problema no solo significa tener sueño al día siguiente, sino que también afecta a otras funciones del cuerpo y de la mente, tales como el aumento del riesgo de problemas cardiovasculares, sobrepeso, pesadez estomacal, aumento de la irritabilidad, dificultad de concentración, falta de atención y memoria, entre muchos otros.
En general las más afectadas son las mujeres entre 45 y 54 años, aunque puede afectar a cualquier persona en cualquier momento de la vida.
¿Qué hacer al respecto?
Aplicar higiene del sueño es una buena alternativa si no se quiere recurrir a los medicamentos como primera opción.
Uno de los ejemplos es no ejercitarse dos horas antes de acostarse, comer algo ligero en tarde/noche y, por supuesto, apagar las pantallas.
También se apunta tener un horario fijo para ir a la cama por las noches y también para levantarse; no consumir bebidas estimulantes antes de dormir; no llevar el celular ni el computador a la habitación.
“Solo los insomnes que habitualmente duermen menos de seis horas tienen déficits cognitivos significativos”, puntualizó Pablo Medrano, investigador del departamento de Psicobiología de la UCM, según reportó BioBioChile.
También se debe evitar las siestas; comer demasiado en las horas previas; evitar excesos de luz, ruidos (usando incluso tapones de oídos) y temperaturas extremas en la habitación; consumir líquidos al menos dos horas antes del momento de ir a la cama porque una vejiga llena puede interferir con el sueño.
Bajar la activación antes de acostarse; no beber alcohol ni café en las horas previas a dormir, evitar el tabaco, no hacer ejercicio físico, y no consumir de fármacos hipnóticos, entre otros.
¿Insomnio Crónico?
Si esto continúa por más de tres meses seguidos, entonces estamos hablando de insomnio crónico, y es algo que requiere atención, ya que puede ser un problema médico, estrés prolongado, uso de algún medicamento inadecuado, exceso de pantallas e incluso de no enfrentar las emociones.
“Las personas con tendencia a interiorizar las emociones, perfeccionistas y que presentan un aumento de activación psicofisiológica en situaciones estresantes, son más propensas a sufrir insomnio”, señaló María José Ramos, investigadora del mismo departamento de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Lo importante es saber detectarlo y muchas la mejor forma es hacerlo a través de un especialista.