Desde el año 2035 vamos a perder algunos segundos en el tiempo de nuestros relojes, una medida controversial pero que ayudaría a resolver un problema que viene desde hace años.
¿Qué está pasando?
Al igual que cada cuatro años se le añade un día al calendario (año bisiesto), cada cierto tiempo también se le agrega un segundo a la hora, algo conocido como “segundo bisiesto” o “segundo intercalar”.
Esto se hace para compensar las diferencias entre el tiempo medido con base a la rotación de la Tierra y el de escala atómica.
De hecho, desde el año 1972 se han agregado 27 segundos extra a nuestra medición del tiempo.
Toda cambia en 2035
Sucede que la rotación de la Tierra no es estable, por lo que la medición del tiempo cambia -a diferencia de la medición del tiempo a través del átomo, que funciona en base a las vibraciones de estos.
Entonces, para corregir esta “pequeña” desviación, desde la Oficina Internacional de Pesos y Medidas (BIPM, por sus siglas en francés), organismo responsable de la norma internacional que fija los relojes el mundo, optaron por añadir el “segundo intercalar” cuando la diferencia entre el tiempo astronómico y el universal se aproxime a 0,9 segundos.
Esto ha ocurrido en 27 ocasiones, la última fue en 2016.
Si bien para la población en general un segundo pasa desapercibido, no sucede lo mismo con los sistemas que necesitan una medición extremadamente precisa, como los satélites, las telecomunicaciones o incluso dispositivos asociados a los viajes espaciales.
Ante esto, la BIMP tomó una decisión histórica y es que en 2035 se eliminarán para siempre los segundos intercalares, eliminando las discontinuidades que se producen al agregarlos.
Por lo tanto, desde ese año se dejará que la diferencia entre el tiempo atómico y el astronómico se vaya distanciando poco a poco.