La respuesta a por qué algunos adolescentes no quieren dormir por la noche
La vida noctámbula empieza a cobrar más sentido en esta etapa, resultado de los cambios que empiezan a producirse.
Muchos padres batallan con sus hijos adolescentes para que se duerman temprano y tengan energía para el colegio al día siguiente, un patrón que aumenta el riesgo de tener problemas de comportamiento y retrasa el desarrollo del cerebro en la adolescencia posterior.
Pero no todo son malas noticias, ya que los patrones de sueño de las personas cambian durante la adolescencia. Los adolescentes son capaces de dormirse más tarde y permanecer despiertos más tiempo.
Un nuevo estudio apunta a que en esa etapa de la vida se puede pasar de una vida matutina a una nocturna, ya que algunos adolescentes se sienten más productivos y alertas en la noche.
“Nuevas investigaciones indican que quienes funcionan mejor por la mañana, como los noctámbulos tienen una estructura cerebral diferente. Esto incluye diferencias tanto en la materia gris como en la blanca, que se han relacionado con diferencias en la memoria, el bienestar emocional, la atención y la empatía”, apuntan las coautoras.
Los adolescentes que pasaron a ser noctámbulos en la adolescencia temprana (alrededor de los 12 o 13 años) tenían más probabilidades de tener problemas de comportamiento varios años después. Esto incluyó una mayor agresión, ruptura de reglas y comportamientos antisociales, pero no tenían un mayor riesgo de problemas emocionales, como ansiedad o mal humor.
Es importante destacar que esta relación no ocurrió en la dirección inversa. En otras palabras, descubrimos que los problemas emocionales y conductuales anteriores no influyeron en que un adolescente se volviera más una alondra matutina o un ave nocturna al final de la adolescencia.
La investigación también mostró que los adolescentes que pasaron a ser noctámbulos tenían un ritmo diferente de desarrollo cerebral que los que siguieron siendo matutinos y descubrieron que la sustancia blanca de los noctámbulos no aumentaba en la misma medida que la de los adolescentes del otro grupo (El crecimiento de la materia blanca es importante en la adolescencia para apoyar el desarrollo cognitivo, emocional y conductual).
¿Cuáles son las implicaciones?
Convertirse en un noctámbulo aumenta el riesgo de experimentar problemas de comportamiento y retraso en el desarrollo del cerebro en la adolescencia posterior, y no al revés.
Estos hallazgos resaltan la importancia de centrarse en los hábitos de sueño y vigilia de los adolescentes al principio de la adolescencia para apoyar su salud emocional y conductual posterior. Dormir lo suficiente es extremadamente importante para la salud mental y cerebral.
Buenas noticias
No todo son malas noticias para los noctámbulos, y que como muestra la investigación, las preferencias de los matutinos y los noctámbulos no son inamovibles. Las investigaciones indican que podemos modificar nuestras preferencias y hábitos de sueño.
Por ejemplo, la exposición a la luz (incluso a la luz artificial) altera nuestros ritmos circadianos, lo que puede influir en nuestras preferencias de sueño. Por lo tanto, minimizar la exposición nocturna a luces y pantallas brillantes puede ser una forma de modificar nuestras preferencias y conducir para dormir.
La exposición a la luz a primera hora de la mañana también puede ayudar a cambiar nuestros relojes internos a un ritmo más orientado a la mañana. Puede alentar a su hijo adolescente a desayunar afuera, o salir a un balcón o al jardín antes de ir a la escuela o al trabajo.
*Rebeca Cooper, candidato a doctorada en Neuropsiquiatría, Universidad de Melbourn
**María Di Biase, investigadora sénior, Psiquiatría, Universidad de Melbourne
***Vanessa Cropley, investigadora sénior, Universidad de Melbourne