¿Podemos tener un doble? ¿Una persona físicamente similar a nosotros con la que no tenemos parentesco?
En un mundo con cerca de ocho mil millones de habitantes… podría ser. Pero la ciencia dice que sí, y además, podrías compartir ADN con esa persona.
Un estudio realizado por miembros del Instituto de Investigación contra la Leucemia Josep Carreras, en España, mostró que los desconocidos con caras más que parecidas poseen coincidencias genéticas en esos genes que conforman el aspecto.
La investigación publicada en la revista científica Cell Reports podría ayudar en la identificación personas a partir del material genético, lo que sería de gran ayuda en medicina legal y forense.
“La aparición de ‘dobles’ de una persona, como si fueran fotocopias, ha sido motivo de atención en las artes y la cultura popular, pero nunca ha sido abordada desde el punto de vista científico”. “Nosotros lo que hemos hecho es recopilar material biológico de estos individuos extremadamente parecidos (llamados look-alike en inglés o doppelgänger en alemán) para ver si encontrábamos una razón objetiva de su similitud”, explicó Manel Esteller, genetista y académico de la Universidad de Barcelona.
Para la investigación se trabajó con 32 personas que eran parte del trabajo fotográfico de François Brunelle, un artista canadiense especializado en retratar ‘dobles’ en todo el mundo desde 1999, a los cuales se les analizó su secuencia de ADN, su perfil epigenético y su composición de microbios.
Los resultados permitieron descubrir que los dobles humanos comparten variaciones similares de su ADN, particularmente en relación con genes involucrados en la formación de la boca, nariz, ojos, barbilla y frente.
“Dado que la población humana es actualmente de 7.900 millones, y está más interconectada, cada vez es más probable que se produzcan y se conozcan estas repeticiones”, destacó Esteller.
El experto agregó que las similitudes “además de afectar a otras propiedades físicas, altura y peso, también se extendía a ciertos rasgos del carácter y comportamiento”, con lo cual se podrían abrir nuevas líneas de investigación: “proporciona las bases para que, a partir del análisis de la imagen y de la forma de la cara, se puedan diagnosticar enfermedades genéticas”.
“También permitiría reconstruir la cara de una persona desconocida a partir solo de una muestra de ADN, uno de los grandes retos de la medicina forense y la criminalística”, dijo el investigador, según recogió The Huffington Post.