El 1 de diciembre de 2019 es la fecha que se toma como el inicio de la pandemia en mundo, ese día se dio a conocer el primer caso de una enfermedad hasta ese entonces desconocida.
En uno de los esfuerzos conjuntos más grandes realizados por el mundo de la ciencia y la sociedad, se pudieron desarrollar varias vacunas que ayudaron a enfrentar el Covid-19, el que sin embargo generó un cambio en diversas áreas de la vida como la conocíamos.
“Ninguna sociedad ha muerto a causa de una pandemia”, manifestó el sociólogo histórico de la U. Texas A&M, Samuel Cohn, autor del libro All Societies Die: How to Keep Hope Alive.
Expertos sostienen que los efectos de esta crisis sanitaria, social y cultural podrían prolongarse hasta una década.
Importancia del autocuidado
La pandemia por coronavirus no será un excepción, de hecho puede remodelar la sociedad. Octavio Avendaño, docente del Departamento Sociología de la U. de Chile, apuntó en La Tercera a cambios como la normalización del autocuidado, “que se arraigó no solo en Chile, si no que en otros países que se vieron tan o más afectados por la pandemia”.
El uso de mascarilla, alcohol gel y otros “se va a mantener por un largo periodo, porque ha demostrado evitar otro tipo de contagios o enfermedades virales, eso ha tenido efectos positivos”, agregó.
Más tecnología
Por otro lado, también se aceleró el uso de la tecnología, impulsando la transformación digital. En este punto destacó el internet de las cosas, las tecnologías que se implantan en el cuerpo, el Big Data y la inteligencia artificial.
“Estamos viviendo un cambio de era, y lo estamos experimentando en primera persona”, manifestó en el mismo medio Pablo Reyes, psicólogo organizacional y magister en psicología social de la U. Autónoma.
Especialistas también sostienen que con prácticas normalizadas como el teletrabajo se experimentarían pérdidas en los contactos sociales, lo que podría derivar en un desencanto laboral.
“Es altamente probable que se instale el teletrabajo con mucha más fuerza, así como la educación a distancia, un aceleramiento de un proceso que ya había comenzado como consecuencia de la globalización”, explicó Eduardo Sandoval, investigador del Instituto Iberoamericano de Desarrollo Sostenible de la U. Autónoma.
“Eso va a generar una serie de ajustes desde la organización, la producción, la organización de los servicios y del trabajo en general”, agregó.
Un aspecto redescubierto: El tiempo
Avendaño agrega que se produjo una revaloración del “tiempo de cada cual y de lo que nutre los corazones”.
“Quizás ese redescubrimiento de la fragilidad del respiro es la enseñanza bendita que más nos ha dejado la pandemia maldita”, agregó por su parte la doctora en filosofía y académica de la U. de Santiago, Diana Aurenque.
Valor por el “ahora”
“Se estima que un tercio de la población, por lo menos, va a evidenciar trastornos relacionados con la depresión, con ansiedad, con trastornos de sueño y trastornos de la alimentación”, manifestó Sandoval.
“El vivir sano” no genera inmunidad contra las pandemias o la mortalidad masiva, por lo que es necesario ir más allá. Los humanos se dieron cuenta de que ante este tipo de situaciones también son mínimos, frágiles y están desamparados ante este “ente invisible”.
“Justamente – ahí otra paradoja- en cada uno de esos abrazos que tanto deseamos dar, hemos de aprender a saber vivir en el riesgo, saber abrazar a quienes necesitamos hacerlo, y dejar otros tantos pendientes”, agregó.
Aurenque sostiene que el encierro, la soledad, violencia, pobreza, preocupación y muerte que trajo la pandemia también acercó más que nunca a las personas a la vida.
“Mucho tiempo vivimos con colores fúnebres, pero hoy, desde ese luto que fue vida, volvió el recuerdo de lo que realmente la colorea, lo importante, y que, por los ajetreos de la vida cotidiana y sus constantes ocupaciones, olvidamos -o dimos por seguro”.