Un aspecto poco tomado en cuenta, pero que podría ser fundamental a la hora del crecimiento económico de un país, es la relación que esto tiene con la alimentación de los trabajadores.
De acuerdo a lo concluido por un estudio de la consultora FoqusChile en el que participaron el economista Carlos García Toledo, académico de la Universidad Alberto Hurtado, Marta Enríquez, directora de FoqusChile y Ornella Tiboni, consultora de la FAO en Chile, el impacto económico que tiene la alimentación en el trabajo es mucho mayor de lo que se hubiese pensado.
Existen una serie de enfermedades no transmisibles que afectan directamente a la productividad. Por ejemplo, un 69% de las personas entre 20 y 64 años tiene sobre peso u obesidad, lo que ha provocado que al año mueran cerca de 6.500 hombres y mujeres en capacidad laboral por causas asociadas a esta enfermedad.
De acuerdo a datos de 2014, los costos o pérdidas en productividad debido a al ausentismo laboral y mortalidad prematura, alcanzaron US$ 33 millones y US$ 75 millones respectivamente.
Como expresaron los investigadores: “parece razonable y adecuado entonces, una actualización en la reglamentación con el fin de establecer un marco que promueva el acceso a la alimentación adecuada para todos los trabajadores por igual. Es fundamental que la alimentación laboral sea parte de las políticas de salud y seguridad ocupacional, así como también parte de las políticas, planes o acciones que buscan erradicar el sobrepeso y obesidad en nuestro país”.
Eso sí, una canasta básica de calidad es cerca de un 36% más cara que la actual canasta básica, por eso los investigadores hablan de políticas públicas que ayuden a que una alimentación más saludable sea asequible a la mayor cantidad de personas.
Como se expresa en el estudio: “Si se quiere aumentar el consumo de alimentación sana, entonces se debe subsidiar el precio final de tal manera de subir la participación de la alimentación sana. Si bien las medidas son equivalentes en sus efectos, no lo son en términos de su financiamiento. La alternativa de políticas de etiquetado necesita un financiamiento mínimo. En cambio, un subsidio o un aumento de los lugares para almorzar dentro de los trabajos requiere financiamiento directo, que en parte puede ser obtenido con impuestos a la alimentación que se desea desalentar; Si este mayor gasto será una carga o no para la economía, depende de si el aumento de la alimentación sana es expansivo o no a nivel agregado. En caso de que este aumento sea suficientemente expansivo, un mayor crecimiento más que compensa los costos de financiar el subsidio o los casinos dentro de los lugares de trabajo”.
Pero impactando en la alimentación de los trabajadores, no sólo el trabajador presentaría mejoras físicas, mentales y productivas, sino que esto se traduciría además en un ahorro para las empresas y el Gobierno, significando un aumento de 0,3% al Producto Interno Bruto (PIB) en cinco años.