Hace más de 70 años empezó la carrera espacial y hacia 2030 el humano tiene en la mira poder llegar a Marte, pero ante esto son muchos los cambios que el cuerpo debe enfrentar al no estar sujeto a la gravedad ¿Estamos preparados físicamente para llegar a nuestro planeta vecino?
Scott Kelly, astronauta estadounidense que pasó 340 días en el espacio, realizó un estudio científico donde evidenció los cambios en el material genético, redistribución de fluidos en el organismo y alteraciones en el reloj biológico, además de los sentidos del tacto y el olfato.
El libro “DeMente 2: Dos Cabezas Piensan Más que Una”, del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso (CINV), abarca las interrogantes sobre los efectos de los viajes al espacio en el organismo, especialmente la microgravedad en el cerebro y el sistema nervioso.
“Es un tema apasionante, primero porque las estaciones espaciales son enormes laboratorios orbitales, y segundo porque hoy es inevitable pensar en un aumento de la actividad espacial, con las misiones programadas para la Luna y Marte en los próximos años, e incluso recorridos turísticos. Todo apunta a una colonización de la Humanidad en otros planetas, lo que exigirá tener mucho conocimiento sobre los efectos que traerá sobre el cuerpo humano”, explicó Christian Poblete en La Tercera, uno de los estudiantes de postgrado de la Universidad de Valparaíso que participó en el libro.
“En la medida que entendemos las repercusiones de estos largos viajes al espacio podemos enfrentar y conocer los riesgos. Definitivamente necesitamos saber lo que pasa y es tan importante que eso explica la gran cantidad de experimentos que se llevaron a cabo en las estaciones espaciales, y que tuvieron como uno de sus focos más importantes la biología del ser humano. Es un conocimiento clave para el futuro de la actividad espacial”, comentó el cosmonauta chileno Klaus Von Storch.
“El fenómeno de la microgravedad, que es la típica imagen que vemos de los cuerpos flotando en el espacio, produce muchos impactos sobre el organismo, entre ellos disminución de masa muscular y ósea, pero en el libro nos centramos en los que influyen sobre el sistema nervioso”, destacó Poblete.
Estudio de Kelly y efectos en el cuerpo
El experimento de Scott Kelly incluyó a su hermano Mark para revisar los cambios que ambos tuvieron mientras uno estuvo en el espacio y el otro en la Tierra. “Los resultados confirmaron lo que ya se sospechaba, Scott había crecido y era más alto que su gemelo; presentaba serias alteraciones en su material genético y había perdido masa ósea y muscular. Su anatomía había cambiado de manera inapelable”, manifestó Poblete.
Otra investigación liderada por la científica Angelique Van Ombergen, de la Universidad de Amberes, en Bélgica, mostró que una exposición a la microgravedad provoca un aumento del volumen en los ventrículos cerebrales (las cavidades por donde circula el líquido cefalorraquídeo), cuyos parámetros alterados disminuyeron su impacto, pero no volvieron a la normalidad a más de siete meses de volver al planeta.
Entre los efectos más habituales se encuentra la resorción ósea, donde los huesos disminuyen su densidad mineral y, por ende, empiecen a perder calcio.