De origen húngaro, Katalin Kariko solía investigar el Ácido Ribonucleico Mensajero (ARNm) en la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, pero la institución decidió desvincularse del proyecto al tener muchos rechazos para encontrar subvenciones que cubrieran los gastos.
El ARNm es una molécula genética que le dicen a las células qué proteínas debe producir, las que serían esenciales para mantener nuestros cuerpos vivos y saludables.
“Estaba lista para un ascenso, luego me degradaron y esperaban que saliera por la puerta”, dijo Kariko en AFP, quien en ese entonces no podía permanecer legalmente en el mercado laboral y necesitaba un trabajo para renovar su visa. Aún así aceptó un trabajo con un salario escaso, como investigadora de un nivel inferior.
Avances
Una vez que pudo dedicarse a la investigación del ARNm debió superar problemas importantes en experimentos con animales, el ARNm sintético causaba una respuesta inflamatoria masiva, por lo que junto a su colaborador principal Drew Weissman, tuvieron que intercambiarlo por una versión modificada.
Publicaron un artículo sobre el avance en 2005, diez años más tarde en 2015, encontraron una nueva forma de administrar ARNm a ratones, a través de “nanopartículas lipídicas”.
Esas dos innovaciones son las que Pfizer y BioNTech (donde Kariko es ahora vicepresidenta senior) utilizaron para el desarrollo de la vacuna de Covid-19, al igual que Moderna.
Éstas además podrían utilizarse en producir mejores vacunas contra la gripe y de forma mucho más rápida y efectiva.