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No somos la misma persona toda la vida: Así es cómo cambia nuestra personalidad

A los 70 y 80 años, se experimenta una transformación significativa en nuestra forma de ser, según un estudio de la Universidad de Edimburgo, los ancianos tienen más control sobre sus emociones.

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3 Febrero, 2021

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Cuando se habla de vejez la gente tiende a asociarlo con cambios físicos, como arrugas, pelos en lugares peculiares o desaparecen centímetros de estatura, entre otras transformaciones. Sin embargo, esos no son los únicos.

Tras décadas de investigación “la conclusión es exactamente esta: que no somos la misma persona durante toda nuestra vida”, señaló René Mõttus, psicólogo de la Universidad de Edimburgo. La personalidad de las personas no es algo estable a lo largo de sus vidas.

Constantemente la personalidad está cambiando, pero a los 70 y 80 años, se experimenta una transformación significativa. Según el estudio de Mõttus, las personas se vuelven más conscientes, agradables y menos neuróticos.

Las investigaciones demostraron que las personas se convierten en individuos más altruistas y confiados, la fuerza de voluntad aumenta y se desarrolla un mejor sentido del humor. Es decir, los ancianos tienen más control sobre sus emociones.

La personalidad madura

Alrededor de los 30 años parece que nuestras personalidades son fluidas y elásticas. “Las personas se vuelven más agradables y adaptadas socialmente”, dijo Mõttus y agregó que “son cada vez más capaces de equilibrar sus propias expectativas de vida con las demandas de la sociedad”.

En psicología lo llaman “maduración de la personalidad”, que es el proceso de cambio a medida que las personas envejecen. Este es gradual e imperceptible que inicia en la adolescencia y continúa hasta los 80 años.

“Generalmente es controvertido hacer juicios de valor sobre estos cambios de personalidad”, afirmó Rodica Damian, psicóloga social de la Universidad de Houston, en EE. UU. “Pero al mismo tiempo, tenemos evidencia de que son beneficiosos” agregó, ya que, la falta de estabilidad emocional se ha relacionado con problemas de salud mental, altas tasas de mortalidad y divorcios.

Tenemos siempre la misma base

Si bien nuestra personalidad cambia a medida que envejecemos, hay cosas que permanecen estables. Por ejemplo, es probable que el nivel de neurosis de una persona vaya bajando, pero los niños de 11 años más neuróticos siguen siendo, en general, los ancianos de 81 años más neuróticos.

“Hay una base de quiénes somos en el sentido de que mantenemos nuestro rango en relación con otras personas hasta cierto punto”, dijo Damian. “Pero en relación con nosotros mismos, nuestra personalidad no está escrita en piedra, podemos cambiar” aseguró.

“Las personas simplemente se ven obligadas a cambiar su comportamiento y, con el tiempo, a volverse más responsables. Nuestras personalidades cambian para ayudarnos a enfrentar los desafíos de la vida”, concluyó la psicóloga de Houston.

Una investigación de Wiebke Bleidorn, psicóloga de la personalidad de la Universidad de California, concluyó que, en culturas donde se espera que las personas maduraren más rápido, en términos de matrimonio, trabajo y responsabilidades, sus personalidades tienden a madurar a una edad más temprana.

Bienestar emocional

Lothian Birth Cohort, en un estudio de cohorte de Lothian, examinó los rasgos de personalidad de un grupo de personas de 11 años, el primero fue en 1932 y el otro en 1947. Luego Mõttus rastreó a cientos de las mismas personas cuando tenían 70 u 80 años, y les hizo dos pruebas idénticas más.

“Debido a que teníamos dos grupos diferentes de personas, y ambas fueron medidas en dos ocasiones, pudimos utilizar ambas estrategias a la vez”, dice Mõttus. Los resultados fueron notablemente diferentes para las dos generaciones.

El grupo más joven concluyeron en personalidades más parecidas en general, en cambio los rasgos de personalidad del grupo mayor comenzaron a cambiar, en promedio, se volvieron menos abiertos y extrovertidos, así como menos agradables y concienzudos.

Nuestra personalidad está intrínsecamente ligada a nuestro bienestar a medida que envejecemos. “Ahora estamos viendo que nuestra personalidad puede adaptarse, y esto nos ayuda a enfrentar los desafíos que nos presenta la vida”, concluyó Damian.

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