El pasado 21 de enero, el Parlamento de Francia presentó una ley que busca proteger el patrimonio sensorial del campo, es decir, califican cosas como ruidos y olores como el cacareo del gallo, el canto de los grillos, el sonido de las campanas de iglesias y el olor de los establos.
También, la legislación prevé que se cree un inventario del patrimonio cultural rural para así darlo a conocer y tenerlo más claro. Y así además, poder estudiar la identidad cultural de estos territorios.
¿Cómo nace esta ley?
En el campo del país europeo, muchos conflictos terminan en tribunales, como la actual disputa legal en donde el cántico de un gallo fue causal de demanda en Oléron, una isla en la costa atlántica de Francia.
Joël Giraud, ministro encargado de Ruralidad de Francia, explicó que lo que hará esta nueva ley será precisamente permitir que los gallos y todos los animales puedan desarrollarse de forma natural. Esto implica, asumir los sonidos y olores de campo y que “la vida en el campo supone aceptar algunas molestias” concluyó.
Por otro lado, Francia en 2020 se sumó a la lista de los más de 20 países europeos que han limitado y prohibido los espectáculos con animales salvajes en circos.