Investigadores del Instituto de Ecología y Biodiversidad (IEB) publicaron este mes un estudio en la revista Ecosystem sobre los antiguos bosques del sur de Chile y su importancia como reserva de agua.
Se refieren principalmente a lugares donde los árboles han estado de pie por más de 450 años, quienes poseen una singular capacidad para almacenar agua y liberarla lentamente en distintos cauces.
Este tipo de ecosistema conocido como “bosque valdiviano” o “selva valdiviana” se encuentra presente desde el límite de las regiones del Biobío y La Araucanía hasta el sur de la región de Los Lagos.
“El bosque parte como un matorral, luego se desarrolla como bosque joven y finalmente, si no hay una intervención humana o catástrofe natural, se va renovando constantemente (…) Son bosques milenarios con árboles centenarios”, manifestó Cristián Frene del IEB, integrante de la Fundación Selva Darwin y director de la Red Chilena de Estudios Socio-ecológicos de Largo Plazo en El Mercurio.
Los suelos de estos lugares son resultado de los depósitos de ceniza volcánica, por lo que son más porosos y por en ende tienen mayor capacidad de filtración, lo que pueden acopiar grandes volúmenes de agua producidas en los inviernos.
Además, este suelo es rico en materia orgánica, ya que el proceso de descomposición de hojas es mucho más lento que en bosques tropicales, donde la temperatura y la humedad es mayor.
Los peligros que corren
Aun así, especies como el Ulmo el Tepu y la Luma son buscadas y cortadas por las personas debido a que tienen un alto poder calorífico, lo que genera degradación.
“Al sacar los mejores árboles que son los más grandes y antiguos, el bosque se va empobreciendo en término de especies y almacenamiento de cantidad de agua”, agregó el experto.
Por otro lado, empiezan a generarse claros por los que entra más luz y aumenta la erosión. El bosque de Llancahue, a las afueras de Valdivia es la principal fuente de agua de la ciudad y es uno de los últimos intactos que queda en la zona.