A propósito de las multitudinarias marchas en Estados Unidos en contra del racismo y violencia policial, una publicación realizada por National Geographic abordó cómo nació la idea de la existencia de la raza y ha influido a lo largo de la historia hasta hoy.
Samuel Morton, reconocido científico estadounidense en la primera mitad del siglo XIX, coleccionaba cráneos de todo tipo con el objetivo de determinar el volumen de la caja craneal.
Creía que los seres humanos se dividían en cinco razas que tenían un origen independiente, cada una con características distintivas y una jerarquía.
Para el científico existían los «blancos» (caucásicos), quienes eran la raza más inteligente, los «asiáticos orientales» (mongoles, según sus términos), definidos como ingeniosos y culturizables, pero que estaban un escalón abajo.
Más abajo en su categoría, seguían los «asiáticos del sur» y luego los «nativos americanos». Y para finalizar, en el último lugar estaban los «negros» (etíopes). Ideas ampliamente aceptadas, especialmente por los defensores de la esclavitud.
Hoy, Samuel Morton es considerado el padre del racismo científico, tomando en cuenta que muchos horrores que han sucedido en los últimos siglos nacieron de la idea de que existen razas inferiores, algo que sigue existiendo hasta hoy.
El ADN y la raza
Cuando los científicos compilaron el primer genoma humano completo, sumaron partes de varios individuos identificados como “multirraciales”.
Los resultados mostraron que “el concepto de raza carece de base genética y científica”, dijo Craig Venter, precursor en la secuenciación del ADN, cuando lo expuso en el año 2000.
Todos estamos emparentados
La investigación en los genes desarrollada durante las últimas décadas ha revelado dos certezas, la primera es que todos estamos estrechamente emparentados, ya que poseemos la misma colección de genes que varían ligeramente (excepto en el caso de los gemelos).
La segunda verdad, que se logró al reconstruir un tipo de árbol genealógico de poblaciones humanas, es que todas personas vivas somos africanas.
El Homo Sapiens, surgió en África en un momento y lugar que no se conoce con exactitud. Según el fósil más reciente hallado en Marruecos, los rasgos anatómicamente modernos empezaron a aparecer hace 300.000 años.
Los 200.000 años siguientes las personas siguieron viviendo en el continente, hasta que empezaron a desplazarse a diferentes regiones y perdieron contacto, por lo que se fundaron nuevas poblaciones.
Las mutaciones que han cambiado a los humanos
Como en cada especie, los cambios genéticos son consecuencia de mutaciones casuales, minúsculas modificaciones del ADN, las que se producen debido a diversos factores.
Por ejemplo, la mutación responsable de que los europeos tengan la piel más clara responde al cambio único en el gen SLC24A5, que tiene 20.000 pares de bases.
“Lo que nos dice la genética es que nos hemos mezclado y desplazado una y otra vez, y que nuestros esquemas de «estructuras raciales» pretéritas son casi siempre erróneos”, comentó David Reich, paleogenetista de la Universidad Harvard.
La raza es un invento
Gracias a la secuenciación genética, la ciencia ha reconstruido el camino de la migración humana y con ello introdujo nuevos modos de entender la diversidad.
Actualmente, a través de los análisis genéticos que se pueden realizar con muestras de saliva, puede determinarse el origen de las personas, en que se revela desde dónde proviene su ADN.
“Todas estas historias que fueron silenciadas aparecen en los genes”, comentó Anita Foeman, directora del Proyecto Debate sobre el ADN en la Universidad de West Chester. Ella, que se identifica como afroamericana, se sorprendió al saber que tiene antepasados de Ghana y de Escandinavia.
La raza sigue determinando percepciones, oportunidades y experiencias de las personas, que incluso aparece en preguntas del censo y en los derechos civiles, donde por ejemplo, se prohíbe “la discriminación por raza”.
“Que la raza sea un constructo humano no significa que no pertenezcamos a grupos diferentes ni que no existan variaciones –comentó Foeman–. Pero si en su día inventamos las categorías raciales, quizás hoy podamos idear categorías nuevas que funcionen mejor”.