El fin del “manspreading” en Madrid
Tras una petición online de “Mujeres en Lucha”, que recolectó 12 mil firmas, la Empresa Municipal de Transportes de Madrid instaló esta semana carteles que indican la prohibición de esta mala costumbre.
“Manspreading : alude a la manera de sentarse de algunos hombres, en especial en el transporte público, con las piernas abiertas, invadiendo el espacio de los asientos adyacentes”.
Así está definida esta mala costumbre de los hombres en el diccionario de Oxford desde agosto de 2015.
La primera vez que se acuñó este término, y que se empezó a hablar de este problema, que invade el espacio personal de los otros, fue en un blog de noticias de Nueva York en 2014.
Esta situación está presente en casi todas las ciudades del mundo, y se visibiliza más en el transporte público, sobre todo en horario punta.
A principios de junio, la agrupación “Mujeres en Lucha” de Madrid, empezaron una campaña en redes sociales en contra de esta práctica masculina, y la publicaron en change.org para ganar adherentes.
En menos de un mes la moción recopiló más de 12 mil firmas en la que se apoyaba la idea de que en el metro y en los autobuses de la ciudad, se instalaran carteles prohibiendo el “manspreading”.
Tras la alta convocatoria la Empresa Municipal de Transportes de Madrid (EMT) instaló adhesivos en los autobuses con una iconografía simple y clara: aparece una figura masculina sentada con las piernas abiertas y encima hay una cruz roja, en señal de prohibición.
En un comunicado, el MET dio la razón a Mujeres en Lucha, argumentando que la postura “incomóda a otras personas” y que los avisos tienen la intención de “recordar la necesidad de mantener un comportamiento cívico y de respetar el espacio de todo el mundo a bordo del autobús”.
Esta misma iniciativa tomó la federación de transporte de Nueva York en 2014. En el área metropolitana de la ciudad se instalaron varios avisos con la consigna:
“Amigo….deja de abrir las piernas, por favor”.
Lo mismo se hizo en Filadelfia, con una campaña bajo el lema de “Amigo, es de mala educación”. También en Seattle el proveedor de transporte de la ciudad estadounidense, mostró afiches de un pulpo con los tentáculos desparramados sobre los bordes de los asientos.
Sin duda una pequeña victoria para el feminismo y un beneficio para todos aquellos que han sentido su espacio personal pasado a llevar. La pregunta que queda es ¿y en Chile cuándo?