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FBI y la trama rusa: ¿Crees que Donald Trump terminará su gobierno?

Ha sido ampliamente analizada la comparación entre la situación actual del presidente de Estados Unidos y el caso Watergate, que terminó sacando a Richard Nixon de la Casa Blanca.

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12 Mayo, 2017

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Mucha información ha salido a la luz desde el intempestivo despido del director del FBI, James Comey.

En una entrevista con la NBC, el Presidente Donald Trump, Lester Holt le preguntó si él había llamado a Comey para preguntarle si estaba bajo investigación. “Le pregunté, sí. Dije, ¿es posible que me hagas saber si estoy bajo investigación? Él dijo que no estaba bajo investigación”, confesó el presidente.

En la misma entrevista, Trump sostuvo que “iba a despedir a Comey” antes de que el fiscal general adjunto, Rod Rosenstein, le escribiera una recomendación formal para hacerlo. Esta versión se contradice con la información entregada inicialmente por la Casa Blanca, donde aseguraba que la recomendación de Rosenstein al fiscal general, Jeff Sessions, llevó a Trump a tomar la decisión.

Muchas especulaciones han rondado sobre el despido de Comey, sobre todo porque él estaba dirigiendo una investigación sobre los posibles vínculos entre el equipo de campaña de Trump y Moscú durante la elección presidencial del año pasado.

Ante la pregunta de si la decisión de despedir a Comey era para enviar un mensaje a su sucesor, Trump dijo que no. “Si Rusia hizo algo, quiero saberlo”, aseguró, y dijo además que no “hubo colusión entre mi campaña y los rusos”.

Los ecos de Watergate
James Comey se enteró por televisión de que había sido despedido. Según señaló el New York Times, Comey se rió y pensó que todo se trataba de una broma. Minutos después, una carta del Ejecutivo llegó a la sede del FBI en Washington y la sorpresiva expulsión llegó a los oídos de Comey.

Comey fue nombrado por Barack Obama en septiembre de 2013 por un período de 10 años. Había sido fiscal general adjunto durante la administración de George W. Bush y hasta el martes era el hombre que conducía la investigación sobre los eventuales contactos de la campaña de Trump con Moscú. Trump afirmó que Comey fue destituido por el manejo de la investigación sobre Hillary Clinton y el uso de su correo personal cuando era secretaria de Estado. Señaló que “no era capaz de dirigir con eficacia la oficina”.

El despido de Comey levantó alertas entre miembros de ambos partidos. Muchos sugieren que Trump busca interferir políticamente en la investigación sobre la supuesta intervención electoral rusa y se ha cuestionado la independencia del FBI. Algunos republicanos atacaron al Presidente por tomar una decisión precipitada, la que podría tener profundas implicancias para su conglomerado. Según la prensa estadounidense, la jugada sugiere que Trump podría estar intentando esconder algo.

Por esta razón, el despido de Comey se ha convertido en un genuino escándalo, y ha sido comparado con uno de los mayores escándalos políticos del siglo 20 en EE.UU: Watergate, el caso que obligó al Presidente Richard Nixon (1969-1974) a renunciar.

En octubre de 1973 Nixon ordenó a su fiscal general, Elliot L. Richardson, despedir al fiscal especial que investigaba el caso Watergate, Archibald Cox. Richardson se negó a despedir al fiscal especial y renunció. Entonces el mandatario republicano ordenó al fiscal general adjunto, William Ruckelshaus, que lo hiciera, pero también dimitió. Finalmente, en la llamada “masacre de sábado por la noche” fue el procurador general quien le dio la noticia a Cox. Su despido terminó jugando en contra de Nixon. El mandatario no pudo frenar el escándalo y finalmente, el 8 de agosto de 1974, renunció.

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