Duna
Sonidos de tu Mundo
1872- Clara Wieck conmemora el decimosexto año viuda de Robert Schumann. La compañía del protegido de su marido hasta el día de su muerte, Joahnnes Brahms, la ha mantenido viva. Se escriben largas y adorables cartas desde las ensoñaciones y las vidas musicales de cada uno. En la voz, Bárbara Espejo.
1853- Cuando Robert Schumann conoció el genio musical de Johannes Brahms lo quiso para sí, decidió ponerlo bajo su resguardo para moldearlo y hacerlo destellar, convenció al padre del joven compositor alemán de que era el favorito de las musas. De hecho, de su propia musa también lo sería, Clara Wicek, pianista virtuosa y su mujer, más conocida al final como Clara Schumann. En la voz, Bárbara Espejo.
1834- el histórico amor entre Robert Schumann y Clara Wieck había comenzado pero el padre de la fantástica pianista se oponía y hace todo lo posible por alejarla, físicamente, del compositor que ocupó, en la distancia, la única herramienta que le quedaba para que la muchacha no lo olvidara: sus cartas. En la voz, Bárbara Espejo.
Es de mediados del siglo XIX, 1853 para ser precisos, que casi sin que nadie lo notara o sospechara siquiera, empezó a tomar forma uno de los triángulos más mitificados de la música clásica.
