De Einstein a su hijo
En sus días de duros trabajo, el físico brillante vive en Berlín, mientras que su esposa e hijos viven en un lugar que parece más seguro, Viena.
Duna
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En sus días de duros trabajo, el físico brillante vive en Berlín, mientras que su esposa e hijos viven en un lugar que parece más seguro, Viena.
“Dado que no puedo decirle mi amor, tampoco puedo hablarle de mi alegría” le decía el poeta a Charlotte von Stein. Le habló durante 11 años de amor prohibido y apasadionado.
Scott Fitszgerald y Ernest Hemingway trabaron una gran amistad, pese a que sus visiones de la vida y cómo disfrutarla, eran prácticamente opuestas.
Franz Kafka se ofrece a ayudar en la búsqueda de la muñeca de una niña que conoció en una plaza de Berlín. Cómo sabía que la muñeca no aparecería, el autor, le escribió una carta a la pequeña de parte de la muñeca perdida.
El también periodista no creía en el amor, pero con Dorine, fue diferente. Cuando la volvió a ver, decidió no separarse de ella nunca más.
Sam Shepard muere producto de complicaciones de la esclerosis que padecía y su amiga Patti, publica su carta de despedida en el New Yorker cuatro días después de la muerte del estadounidense, titulada “My buddy”.
El 14 de julio de 1965, cuando han pasado casi un año sin verse, Julio Cortazar le escribe a Alejandra Pizarnik desde la capital francesa.
La mujer más deseada sufre terriblemente tratando de ganar sus rounds contra la depresión, la ansiedad, el alcohol y los tranquilizantes.
Una pequeña de 8 años, llamada Virginia O’Hanlon, siguiendo el consejo de su padre, envía una carta al director del periódico neoyorkino The Sun, haciéndole una pregunta que la atormentaba profundamente: ¿Existe Santa Claus?. Francis P Church no tardó en responder su carta en un editorial.
“En esto te quiero pedir ayuda. Un poco más de tiempo para que los niños sean niños. Amplía sus momentos de magia y de juego” escribió Benedict Cumberbatch al Viejo Pascuero.