Pablo de Rokha y Winétt: Poetas malditos
Formaron una familia numerosa y bonita, con los padres siempre enamorados, dependientes, él celoso permanente de ella, ella, que ahora firmaba como Winétt, no podía vivir sin él.
Duna
Sonidos de tu Mundo
Formaron una familia numerosa y bonita, con los padres siempre enamorados, dependientes, él celoso permanente de ella, ella, que ahora firmaba como Winétt, no podía vivir sin él.
El quinto poeta de Chile convirtió en bandera de su poesía el amor, el deseo y las mujeres. Picaflor casi inocente las quiere a todas.
Era profesora todavía en la escuelita de La Cantera cuando conoció a un empleado de ferrocarriles que la sedujo. Se llamaba Romeo, Romeo Ureta. Lo convirtió en el protagonista de sus versos, en su primer romance y en su primera desdicha amorosa.
Según La Araucana, es mientras Caupolicán es conducido atado a un piquete al fuerte de Tucapel, que irrumpe Fresia, iracunda imposible, y demuestra ante su marido y deja establecido para la historia, la potencia de la mujer mapuche.
Tenía 14 años cuando, hojeando la revista Zig Zag, vio a una joven de dos trenzas y 17 años en la vida social. No sabía cómo se llamaba ni dónde estaba. Sí supo que se había enamorado de ella nada más verla.
Se conocieron en la grabación del video de “Material Girl”. Tras un intenso noviazgo se casaron en el 16 de agosto de 1985, el día que la diva cumplía los 27 años.
Él tiene 31 años y trabaja en esa oficina, Félix Valladas y Freitas, como en muchas otras, de traductor. Ese día, está ahí la jovencita de 19 años, la menor de las hijas de una familia de 8 hermanos, niña mimada que disfrutaba de la libertad que podía darle un trabajo.
Con Martha vivió en Cuba, el escritor ya había cumplido cuarenta años y deseaba impetuosamente una hija mujer. Que Martha no se la diera fue su primera frustración, la segunda, que esta tercera mujer suya brillara con colores propios y no tuviera en sus planes quedarse en casa para recibirlo con cocteles si él se decidía a llegar
Casi siempre casado, semi monógamo, tenía períodos de fidelidad y otros en que salía de caza, pero cuando se acababa un amor, siempre había otro listo.
Sin embargo el éxito televisivo y musical que tuvieron estaba lejos de replicarse en lo que pasaba puertas adentro. La personalidad controladora y opresora de Sonny exasperaba a Cher que ya no era la jovencita de 16 años a la que había conocido en la cafetería.