Duna
Sonidos de tu Mundo
Aunque la mayor parte del tiempo Richard Wagner tenía la cabeza ocupada, suspendida casi en reflexiones y obras nuevas, tuvo tiempo para el amor, para crearlo, destruirlo y meterse en un montón de problemas a propósito de sus pasiones.
Tuvieron un primer encuentro cordial y divertido, lejos de la expectativa de lo que la atracción inicial era para los cánones románticos. Fanny era inteligente y amante de la moda, disfrutaba de la compañía del poeta cuando estaba de buen humor, pero eso no era siempre.
Hubo una época en que la pareja más elegante y cotizada de las letras norteamericanas actuales no vivía en la mansión de ladrillos y ventanas angostas de 1892 ubicada en Park Slope, Brooklyn, que no existía la lámpara Tiffany, que tampoco el juego de porcelana que hoy exhiben en una vitrina construida hace un siglo.
Hugh Hefner aseguraba que detrás de tanta piel y postura sugerente en Playboy, estaba su intención de revitalizar los vínculos entre hombres y mujeres, resucitar el romanticismo.
Ella es insolentemente hermosa, él, seductor profesional de estadios colmados. Heidi Klum y Seal, la modelo y el cantante, elegantes en escena y tan tradicionalmente enamorados que fueron considerados un ejemplo a seguir para las estrellas.
Es, probablemente, la encarnación de la femme fatal. Sexy, calculadora, ambiciosa, egocéntrica y libertina, así era Margaretha Zelle, Mata Hari.
La conoció en la casa de su tío Luis Llosa. Varguitas no cumplía aún la veintena, Julia lo superaba por más de una década y arrastraba un reciente divorcio. Sin embargo, era muy guapa y la experiencia con que lo superaba, le pareció lo más atractivo.
Quería lucirse. Como galán y como tenista porque pretendía a otra campeona del deporte, la alemana Steffi Graf. “Y yo soy un hombre insistente” le aclaró a la germana cuando recién le había empezado a coquetear.
En medio de los viajes entre París y Nueva York de la joven Hillsdale para educarla suficientemente bien como para que resultara una buena y atractiva esposa, se conocen con Hopper y se empiezan a escribir
La suerte a veces entrega extraños compañeros de cama y la mala fortuna le cayó a Catalina la grande, emperatriz rusa del más encendido espíritu, cuando la primera noche con su marido, el gran duque Pedro, se acostó con las botas puestas, jugó con sus colecciones y le enumeró a sus amantes.
