Coco Chanel y Arthur “Boy” Capel: El verdadero amor
Se conocieron gracias a Etienne Balsan, un francés al que Coco había conocido trabajando como cabaretera y que había caído rendido ante la esbelta y elegante figura de la creadora de Chanel nº5.
Duna
Sonidos de tu Mundo
Se conocieron gracias a Etienne Balsan, un francés al que Coco había conocido trabajando como cabaretera y que había caído rendido ante la esbelta y elegante figura de la creadora de Chanel nº5.
Que el amor era una tontera de a dos, que las únicas batallas que se ganaban escapando eran las que los hombres libraban contra las mujeres, que nunca había amado nada ni a nadie. Todo eso despotricaba Napoleón contra el amor, antes de conocer a la viuda Josefina.
La Voz, se casó en 1939 con Nancy Barbatro, madre de los tres hijos que tuvo el cantante: Nancy, Frank y Tina. A pesar de que la llamó sweetheart toda la vida, sus viajes facilitaron que la engañara desde el principio. Y aunque su imagen de guapo padre de familia le jugaba a favor a su carrera, no fue demasiado cuidadoso con la bulla que metían sus amoríos.
Su energía era un grito de vitalidad a donde fuera que iban. Por separado. Hasta que se conocieron. Las circunstancias no eran las más idóneas, él estaba casado, pero algo les dijo que estaban hechos el uno para el otro y se lanzaron a la aventura de amarse con trabas.
El genio despeinado era un hombre seductor que encendía con facilidad el cariño del sexo opuesto tras impresionar a sus más inalcanzables integrantes con una pieza de violín, una gran anécdota o un paseo en velero. Pero una vez cazada la presa, se enteraba de la crueldad de la que el premio nobel era capaz.
Aunque él estaba casado con Raquel Guidi y ella con el teniente Riccardo Federici, nada pudo con el amor que ambos sentían, sobre todo el de ella por él.
A pesar de los celos de Freud, Martha fue una compañera fiel, y pasó a ser la dueña de casa ideal, vigilante silenciosa de la comodidad de su marido.
Cuando se conocieron ambos estaban en la cima de sus carreras. Ella era una estrella famosa y adorada por sus seguidores y él, un célebre director de cine italiano
La odió un pueblo entero, un pueblo que no era el suyo, y el rey, que tampoco era el suyo, dejó el trono para quererla sin reparos.