Albert Einstein a un papá que perdió a su hijo
1950 – Albert Einstein recibe una carta que no podría dejar de contestar intentando no ir contra sus convicciones científicas pero dejando un espacio a la compasión. Un espacio de Bárbara Espejo.
Duna
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1950 – Albert Einstein recibe una carta que no podría dejar de contestar intentando no ir contra sus convicciones científicas pero dejando un espacio a la compasión. Un espacio de Bárbara Espejo.
1954 -Muchas veces le preguntaron al premio Nobel si creía en Dios y él evadía el tema. Hasta esta carta. Un espacio de Bárbara Espejo.
1955 – Mentes extraordinarios intercambian cartas. Primero dispara el premio nobel, filósofo, ensayista, matemático, historiador y crítico social Bertrand Russel. El destinatario de su carta es, nada más y nada menos que Albert Einstein. Un espacio de Bárbara Espejo.
1903 – Dicen los biógrafos de Albert Einstein que era casi irresistible para las mujeres y que en algún momento le llegaron a contar una decena de amantes simultáneas, dos Toni, una Estela y la espía soviética Margarita Konenkova, entre ellas. Estaba también Mileva Maric, la física y matemática serbia a quien Einstein le escribe. Un espacio de Bárbara Espejo.
1915- El físico brillante vive en Berlin, mientras su mujer, Mileva, y sus dos hijos, Hans Albert y Eduard, se han quedado en un lugar que suponen más seguro: Viena. El 4 de noviembre, le escribe a su hijo mayor, de 11 años entonces, la siguiente carta. En la voz, Bárbara Espejo.
1915 – Albert Einstein revoluciona la historia de la ciencia y de la humanidad. Por esos días de durísimo trabajo, el físico brillante vive en Berlin, mientras su mujer, Mileva, y sus dos hijos, Hans Albert y Eduard, se han quedado en un lugar que suponen más seguro: Viena. El 4 de noviembre, le escribe a su hijo mayor, de 11 años entonces, la siguiente carta. En la voz, Bárbara Espejo.
1946- Desde “Dear Professor: las cartas de Albert Einstein para y de niños”, rescatamos una de las muchas cartas que se escribió con Tiffany, una niña de Sudáfrica que por alguna razón le recordó a su nieta y con quién se escribió muchas veces. Consciente ella de un problema que, muchos sectores pero dramáticamente la ciencia, conserva hasta el día de hoy, le dice en una de sus primeras cartas. En la voz, Bárbara Espejo.
1939- Dos científicos – Lise Meitner y Otto Hahn- descubren independientemente el proceso de fisión nuclear. Ese mismo año, en Agosto, Albert Einstein le escribe y advierte al presidente norteamericano Franklin Delano Roosvelt con una carta que desembocaría en el proyecto Manhattan, en Hiroshima y Nagasaki. En la voz, Bárbara Espejo.
1936- una niña llamada Phyllis le escribe a uno de los cerebros científicos más connotados de todos los tiempos para que la ayude con una tarea de catequesis, ella quería saber si los científicos rezaban, y envió la siguiente carta a Albert Einstein.
El genio despeinado era un hombre seductor que encendía con facilidad el cariño del sexo opuesto tras impresionar a sus más inalcanzables integrantes con una pieza de violín, una gran anécdota o un paseo en velero. Pero una vez cazada la presa, se enteraba de la crueldad de la que el premio nobel era capaz.