L.A. Woman, de The Doors
Ese disco, el sexto de la banda californiana, fue lo último que grabó Jim Morrison antes de su muerte y quedó como un testimonio de su legado artístico y personal.
Duna
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Ese disco, el sexto de la banda californiana, fue lo último que grabó Jim Morrison antes de su muerte y quedó como un testimonio de su legado artístico y personal.
Ese disco, el sexto de la banda californiana, fue lo último que grabó Jim Morrison antes de su muerte y quedó como un testimonio de su legado artístico y personal.
Aunque el álbum se convertiría en el segundo más vendido de su carrera, después de Rumours, el grupo volvió a caer en rencillas personales y adicciones que amenazaron con desintegrar a la banda.
Con este disco la artista británica saludó el nuevo milenio con un testimonio clave y entrañable.
El octavo álbum de la banda se inspiró en el rhythm and blues y en las leyendas del rey Arturo para construir un trabajo conceptual que entregaría su himno más emblemático: More than this.
A mediados de los 90, una joven canadiense rompió la hegemonía masculina del rock de esa época.
Aún herido por la separación de los Beatles y las tensiones entre sus excompañeros, el bajista se recluyó en su granja escocesa y luego viajó a Nueva York para registrar un disco que la crítica no recibió nada de bien.
Su debut como solista en 1981, le permitió conjurar sus fantasmas personales y su reciente divorcio, aunque terminó por convertirlo en un personaje demasiado expuesto al público.
El trabajo, en su arte y música, inauguró una época prodigiosa para los británicos, que lograron sacudirse de los fantasmas que les dejó la década del sesenta.
Con una estética cercana al glam rock y una actitud punk, la banda editó su primer álbum en 1973: el disco homónimo terminaría por influir a varias generaciones en las siguientes décadas.