Falco, a la sombra de Amadeus
Su agitada vida como estrella de rock, salpicada por excesos y por dramas familiares, tuvo un final precoz cuando encontró la muerte muy lejos de casa.
Duna
/Sonidos de tu Mundo
Su agitada vida como estrella de rock, salpicada por excesos y por dramas familiares, tuvo un final precoz cuando encontró la muerte muy lejos de casa.
Detrás del ídolo había una persona insegura, que atacaba la ansiedad con el alcohol y las drogas y que vivió las penurias de un inmigrante para triunfar a nivel mundial.
Alejado de la farándula y de los escándalos de sus pares, su popularidad se fue desvaneciendo con el paso de los años, aunque él nunca traicionaría su estilo.
Sus canciones o “investigaciones” -como él las llamaba-, mostraban las luces y sombras de su vida de nómada y de los amores entrañables que dejó en cada uno de sus viajes.
Cuando había logrado algo de éxito y estaba a punto de editar su tercer disco, la tragedia terminó por transformarlo en una leyenda póstuma que dejó un breve pero poderoso catálogo de canciones folk.
Su voz se convertiría en el sinónimo del soul blanco y, después de varios tropiezos, su carrera alcanzaría lugares de privilegio en la música popular.
Sus canciones apenas se ubicaron en las listas de éxitos y sólo obtuvo reconocimiento por las composiciones que hizo para otros artistas.
Su figura creció en paralelo con la época dorada de Hollywood y con el advenimiento de la industria discográfica moderna, aunque también se vio salpicada por escándalos con la mafia, una relación que nunca sería desclasificada del todo.
En su faceta de productor estuvo detrás de discos de Weezer y No Doubt aunque, tras su muerte, su nombre llenó más páginas de farándula que de música por problemas legales con su ex mujer, la modelo Paulina Porizkova.
Su legado terminó por sucumbir tras varios episodios que lo desenmascararon como un criminal y un convicto que terminaría sus días en la cárcel.