La muñeca de Kafka
Franz Kafka se ofrece a ayudar en la búsqueda de la muñeca de una niña que conoció en una plaza de Berlín. Cómo sabía que la muñeca no aparecería, el autor, le escribió una carta a la pequeña de parte de la muñeca perdida.
Duna
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Franz Kafka se ofrece a ayudar en la búsqueda de la muñeca de una niña que conoció en una plaza de Berlín. Cómo sabía que la muñeca no aparecería, el autor, le escribió una carta a la pequeña de parte de la muñeca perdida.
El también periodista no creía en el amor, pero con Dorine, fue diferente. Cuando la volvió a ver, decidió no separarse de ella nunca más.
Sam Shepard muere producto de complicaciones de la esclerosis que padecía y su amiga Patti, publica su carta de despedida en el New Yorker cuatro días después de la muerte del estadounidense, titulada “My buddy”.
El 14 de julio de 1965, cuando han pasado casi un año sin verse, Julio Cortazar le escribe a Alejandra Pizarnik desde la capital francesa.
La mujer más deseada sufre terriblemente tratando de ganar sus rounds contra la depresión, la ansiedad, el alcohol y los tranquilizantes.
Oscar Wilde es encerrado en una celda por su conducta indecente, en una celda sin libros, ni papel, ni lápiz ni visitas por un joven amor.
“Desde niña, a los seis o siete años copiaba las letras del alfabeto temblando de miedo. Manchar el cuaderno con una gota del tintero encajado en el pupitre escolar era una deshonra. Las letras salían picudas y tembleques. Pero quien más me hacía temblar eras tú cuando aparecías a las ocho a darnos el beso de las buenas noches”, escribe las ganadora del Premio Cervantes 2013, Elena Poniatowska.
“Qué son las despedidas si no saludos disfrazados de tristeza? Lo mismo que el deseo y el placer de verte mientras te desnudas y te envuelves en la sábanas. Nunca has sido mía. Nunca pude poseerte y amarte” escribe el novelista estadounidense.
Una pequeña de 8 años, llamada Virginia O’Hanlon, siguiendo el consejo de su padre, envía una carta al director del periódico neoyorkino The Sun, haciéndole una pregunta que la atormentaba profundamente: ¿Existe Santa Claus?. Francis P Church no tardó en responder su carta en un editorial.
“En esto te quiero pedir ayuda. Un poco más de tiempo para que los niños sean niños. Amplía sus momentos de magia y de juego” escribió Benedict Cumberbatch al Viejo Pascuero.