Henry, June y Anais: La obsesión por los trópicos
Aunque las feministas detestaban al autor de la “Crucifixión rosada”, trilogía que consta de “Sexus” , “Plexus” y “Nexus”, y lo tildaban de misógino, a Miller le fascinaban las mujeres.
Duna
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Aunque las feministas detestaban al autor de la “Crucifixión rosada”, trilogía que consta de “Sexus” , “Plexus” y “Nexus”, y lo tildaban de misógino, a Miller le fascinaban las mujeres.
Fue un matrimonio que, en principio, se concertó por conveniencia política, pero que terminó siendo de una pasión desbordante, por lo menos durante los primos años.
Su energía era un grito de vitalidad a donde fuera que iban. Por separado. Hasta que se conocieron. Las circunstancias no eran las más idóneas, él estaba casado, pero algo les dijo que estaban hechos el uno para el otro y se lanzaron a la aventura de amarse con trabas.
El genio despeinado era un hombre seductor que encendía con facilidad el cariño del sexo opuesto tras impresionar a sus más inalcanzables integrantes con una pieza de violín, una gran anécdota o un paseo en velero. Pero una vez cazada la presa, se enteraba de la crueldad de la que el premio nobel era capaz.
Aunque él estaba casado con Raquel Guidi y ella con el teniente Riccardo Federici, nada pudo con el amor que ambos sentían, sobre todo el de ella por él.
A pesar de los celos de Freud, Martha fue una compañera fiel, y pasó a ser la dueña de casa ideal, vigilante silenciosa de la comodidad de su marido.
El gorrión de París fue un gorrión adolorido y mal tratado que no consiguió cimentar sus cariños. Romances tuvo por montones, Marlon Brando y Charles Aznavour se cuentan entre ellos, pero su gran amor fue también su gran tristeza.
A muchos les pasó. Cuando se enteraron de que el dramaturgo y actor Alejandro Sieveking había muerto, el 5 de marzo recién pasado, pensaron en Bélgica. Castro, uno de los más tremendas referentes que ha tenido el teatro nacional y su mujer desde hacía más de medio siglo.
La de ellos fue una historia donde se confundieron el talento con el amor y la locura con el arte.
Fueron el matrimonio más popular de estados unidos hasta que llegaron los Obama y, por supuesto, los desplazaron a un segundo o tercer lugar.