A los 9 años Samuel Barber ya sabía a qué quería dedicarse y pide apoyo a su madre
“Yo no nací para ser atleta. Nací para ser compositor y lo seré. Te lo aseguro”, escribió a su madre el compositor que ganó el Premio Pulitzer de Música.
Duna
/Sonidos de tu Mundo
“Yo no nací para ser atleta. Nací para ser compositor y lo seré. Te lo aseguro”, escribió a su madre el compositor que ganó el Premio Pulitzer de Música.
“Como la palabra guionista me gusta más que redactor, he decidido dejar mi empleo en una agencia de publicidad de Nueva York, y probar suerte en Hollywood”, escribió a cada director y productor cuyo contacto pudo conseguir.
“Si se deja crecer barba yo también votaré para usted”, escribió la pequeña Grace de 11 años al candidato. Pocos días después Lincoln le respondió y terminó dejándose crecer la barba.
“Lo que sufro personalmente viendo al Führer es algo que no puedo describir”, escribe la esposa del líder del nazismo.
“Si alguna vez tienen que leer esta carta será porque yo no esté entre ustedes (…) Su padre ha sido un hombre que actúa como piensa (…) crezcan como buenos revolucionarios”, escribió Ernesto Che Guevara dos años antes de ser fusilado.
Aunque al comienzo nadie lo quiso publicar, ese rollo continuo que fue escrito en un viaje durante 20 días sin parar, en 1957 se convirtió en la biblia de la generación beat.
“No se decirte nada con palabras y cuando lo hago por teléfono sale espantosamente mal. Porque contigo es preciso hablar de un modo asombroso”, dice el escritor ruso a la que se convertiría en su esposa, traductora y defensora de toda su obra.
“Tienes que venir a Disneyland, comerte tus palabras” responde el autor de “Fahrenheit 451” al escritor que luego sería su amigo, Brian Sibley.
“La esclavitud nunca fue abolida, sólo se extendió para incluir a todos los colores. Y lo que duele es esa lucha por cuidar trabajos que no quieren, pero temen que la alternativa sea peor”, le dice 20 años después a su último empleador antes de trabajar publicando libros.
El cohete que fue lanzado por la NASA en 1986, explotó apenas 73 segundos después del despegue. Días antes un ingeniero advirtió a la empresa fabricante de una falla que podría haber evitado la tragedia.