Sam Phillips, el dueño de los estudios Sun, estaba buscando un músico blanco que sonara como negro. Su secretaria le había pasado unas grabaciones de un tal “Elvis Presley”, y algo en él le llamó la atención. Lo llamó para que viniera a una sesión de grabación, pero luego de varias horas de ensayo aún no salía humo blanco. Cuando los músicos pararon de tocar, Elvis tomó el micrófono y empezó a hacer el loco, cantando más rápido de lo normal el blues ‘That’s All Right ‘. El guitarrista lo siguió, y así se sumaron al juego el resto de los músicos. Desde la sala de controles Sam Phillips sonrió: había encontrado lo que buscaba.
That’s All Right
Detrás de cada canción hay una historia y de cada historia una canción.