Francisco Frésard, ingeniero civil en Transporte y profesor de Seguridad de Tráfico Vial y Accidentes Viales de la Escuela de Ingeniería de la Universidad Católica, criticó en Terapia Chilensis ciertos aspectos de la nueva ley de seguridad vial que afectan directamente a los ciclistas.
“No comparto que hayan tirado a los ciclistas a la calle, porque van a compartir con un vehículo motorizado, y la energía cinética es inmensamente superior respecto a la tolerancia biomecánica que tenemos las personas. A mi eso me parece una irresponsabilidad de las autoridades. Y aquí es donde uno se pregunta ‘¿quién es el responsable?'”
“Van a ver como aumentan las tasas. Si miramos las estadísticas de nuestro país, de los ciclistas fallecidos en Chile, un 29% es de Santiago. (…) Me parece una virtud promover la bicicleta para disminuir la congestión y para mejoras de salud en ciertos grupos de la población, pero cuando hay facilidades explícitas, cuando la operación de las bicicletas es segregada al tráfico motorizado. Por eso me parece una brutalidad lo que se hizo con la nueva ley”, complementó.
Respecto a las dudas que han surgido sobre la efectividad del uso del casco, Frésard indicó que sirve especialmente en casos de niños o personas que circulen en bicicletas que no pongan su cabeza a una distancia superior de los dos metros del suelo. Y que en otros casos “protege bastante poco”.
“En Holanda no es obligatorio el uso del casco, y es probablemente el país en el que más proporción de ciclistas hay en el tráfico de la ciudad. Pero sí es obligatoria la educación vial en el colegio, desde chicos hasta que salen. Entonces, a ellos les hace sentido la seguridad, y es voluntario usar casco o no”, explicó.
“Si usas una bicicleta grande, aro 29, tu cabeza puede estar a tres metros del suelo. Si caes a 15 kilómetros por hora, con o sin casco, la probabilidad de que resultes con daño cerebral severo, es decir, desprendimiento del cerebro del cráneo por su lado interior, o con una fractura del hueso de la cabeza, es de un 100%. Con o sin casco. Y ese es un hecho no solo patológico sino epidemiológico de las principales investigaciones de los países desarrollados”, agregó.
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