En Noticias en Duna, el analista político, Guido Larson, fue claro en decir que “hay que tratar de moderar ciertas expectativas”, esto porque como dijo el académico, a pesar de que es una cumbre histórica, “hay que tener mucho cuidado en suponer que esto va a marcar un antes y un después. Uno porque las posiciones de entrada son muy separadas. Ambos han hablado de desnuclearización, pero es distinto lo que entienden de este concepto. Desde EE.UU, entienden que Corea del Norte unilateralmente renuncie, y desde Pyongyang que haya garantía de que no existan armas nucleares en toda la península incluyendo las norteamericanas, y esta es una distancia insalvable”.
Además Larson sumó la incertidumbre, muestras que ha dado Trump: “lo de G7 marca la disposición de Trump de querer salirse con la suya y creo que hay una probabilidad mayor de que mañana hablemos más bien de un fracaso de la cumbre antes que de un éxito”.
Larson también fue enfático en lo que comunicacionalmente ambos líderes quieren que se lea de esta reunión, “desde el punto de vista de Corea del Norte y su audiencia interna, el sólo hecho de obtener una reunión con Trump y mostrarse negociando aun cuando no fructifique la negociación, ya es un triunfo para Kim. Y si Trump logra extraer algún tipo de concesiones puede interpretarlo para su audiencia norteamericana y el sistema internacional, como un triunfo”.
Y agregó, “El tema está en los detalles. Si hay una declaración conjunta va a tomar distintas interpretaciones dependiendo del actor y yo creo que hoy la mano ganadora la está llevando Pyongyang”.
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