“En estas condiciones, dudo que Michel Temer pueda seguir gobernando”, afirmó Eleonora Gosman.
Este jueves el Tribunal Supremo de Brasil ordenó la apertura de un proceso contra Michel Temer.
El magistrado Edson Fachin, instructor del caso Petrobras en el Supremo, dio luz verde al pedido realizado por la Procuraduría General de la República, por lo que Temer pasa a ser formalmente investigado en el marco de la operación Lava Jato, según informó el diario O Globo.
Es decir, en pocos meses, el país podría volver a vivir un proceso de impeachment de su presidente.
Sin embargo, faltando menos de dos años para el final de su mandato, la destitución o la renuncia del mandatario acusado de haber avalado el pago de un soborno, no conduciría automáticamente a nuevas elecciones presidenciales en Brasil.
En efecto, en caso de una doble vacancia -es decir, si dejaron el cargo tanto el presidente y el vicepresidente- durante los dos años finales del mandato, la Constitución brasileña prevé la elección indirecta del presidente.
Este sería precisamente ese caso, ya que Temer, ex vicepresidente de Dilma Rousseff, asumió el cargo tras la destitución de la ex mandataria en 2016 y finaliza su mandato dentro de un año, en 2018.
De esta forma, el primero en la linea de sucesión es el presidente de la Cámara, Rodrigo Maia. Maia, además, es el encargado de dar la primera aprobación al pedido de impeachment. Siguen el presidente del Senado, Eunício Oliveira y el de Supremo Tribunal Federal, Cármen Lúcia.
Maia tendría 30 días para convocar a una elección indirecta y el nuevo presidente sería elegido por los 513 diputados y 81 senadores en sesión conjunta.
FOTO: AFP
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