Escucha la nota de la periodista Valentina González, acá:
[audio:http://www.duna.cl/media/2014/12/nota_politica_2014_1229.mp3|titles=nota_politica_2014_1229]Abril del 2013. Llevaba solo 11 días de candidata, y el camino hacia las elecciones, todavía era larguísimo; pero si algo tenía claro la ahora presidenta Michelle Bachelet, era que si volvía a instalarse en La Moneda, iban a ser días de cambio: la nueva constitución, la reforma educacional y la reforma tributaria, ya estaban más que escritas en su carta de navegación.
Con esa misma hoja de ruta llegó a La Moneda en marzo de este año, y los procesos legislativos comenzaron a toda máquina. Con la premisa de recaudar mayores recursos para la educación, en abril ingresó al Congreso la flamante reforma tributaria. En líneas muy generales, el plan era elevar los impuestos de las empresas, y reducir los de las personas.
Pero en el camino, afloraron las sensibilidades: las alzas en los cigarros y los alcoholes incomodaron a varios, mientras que la eliminación del famoso FUT, dio para horas y horas de discusión.
Pero pronto, el ojo se desplazó de estos temas puntuales, hacia algo mucho más macro. Desde varios sectores, se comenzó a vincular la desaceleración económica del país, con el clima de incertidumbre que habría desatado en el empresariado el anuncio de la reforma. Algo que desde el comienzo, el ministro Alberto Arenas descartó:
“Desde la economía, puedo decir que Chile puede avanzar en tener una mayor carga tributaria y retomar el crecimiento. Cuando me han preguntado si las grandes empresas van a cambiar sus proyectos de inversión cuando se les cambia el impuesto de primera categoría, no hay ninguna evidencia empírica”, dijo Alberto Arenas.
Esté o no en lo cierto el ministro, lo concreto es que las cifras comenzaron a decaer. El Imacec de agosto, por ejemplo, registró un crecimiento de solo 0,3%. Aunque en un principio parecía casi imposible, la oposición terminó por negociar, y llegaron a un acuerdo con el oficialismo para que la reforma pudiera ver la luz. Más de 200 indicaciones después, y con varios ajustes de por medio, el proyecto se despachó en septiembre. Todo, gracias a unas reuniones muy exclusivas, que Juan Andrés Fontaine reveló en Duna.
“Lo que aquí hubo fue un acercamiento que se fue gestando entre el Gobierno y Renovación Nacional, específicamente los senadores de la Comisión de Hacienda. A partir de eso entré yo y otros en lo que se denominó el canal técnico con el equpo de Haciendo dirigido por Alejandro Micco somo subsecretario. Eso culminó en largas conversaciones como de seis horas en mi casa. Ahí avanzamos”, Juan Andrés Fontaine.
A poco más de un mes de que el plazo límite del gobierno para despachar la reforma educacional llegue a su fin, este 31 de enero, la gran pregunta es si habrá o no en este caso, galletitas y acuerdos. Dentro de esta iniciativa que busca poner fin al lucro el copago y la selección, todavía hay grandes temas que mantienen las aguas divididas en el Parlamento: por ejemplo, la posibilidad de penar con cárcel el lucro, y el eventual cierre de establecimientos.
Durante este año, el gobierno sólo alcanzó a promulgar la ley que crea la figura del administrador provisional o de cierre para la educación superior. Pero respecto a los colegios, no se logró resolver todo en el 2014. El inesperado surgimiento de la Confepa y las declaraciones muchas veces polémicas del ministro Nicolás Eyzaguirre, que finalmente derivaron en una interpelación por parte de la Alianza, entramparon en más de una ocasión el camino.
Precisamente en esa instancia, fue que los partidos de la oposición criticaron al ministro por impulsar una reforma, que en su visión, no fortalece al sistema mixto, y reduce la posibilidad de elegir de las familias. El ministro descartó que el proyecto desencadene un cierre masivo de colegios:
“Saben ustedes cuántos establecimientos han cerrado en los últimos 15 años? 3 mil colegios. Lo que ha cerrado colegios ha sido la competencia salvaje en que este modelo de mercado nos ha metido, no la reforma. La reforma nivela hacia arriba, da más oportunidades a todos los niños y niñas”, Nicolás Eyzaguirre.
La propia presidenta, ha anunciado el 2015 como el año de la reforma educacional, donde el proyecto concentrará gran parte de la actividad del gobierno: habrá que ver cómo recibe la ciudadanía estos avances, considerando que la encuesta Adimark más reciente arrojó un respaldo de solo un 36% a esta iniciativa.
Para el próximo año, la agenda legislativa promete estar tan agitada como la del 2014: en paralelo, se estará tramitando la reforma laboral, y además, para marzo ya se anunció que se dará a conocer la fórmula con la que se planea crear la nueva Constitución. Metas ambiciosas, de las que solo se puede desprender que el 2015 no traerá descanso para el Congreso.
FOTO: Agencia Uno.
