Los presos “transferibles” de Guántanamo
La mayoría proviene de países donde la influencia terrorista es muy fuerte y, aunque Estados Unidos los considera demasiado peligrosos para ser dejados en libertad, el país que los reciba debe aceptarlos como refugiados, es decir, en calidad de hombres libres, incluso acompañados de sus familias.
Escucha aquí la nota de Valentina González:
Fue una de las promesas de campaña de Barack Obama, y también uno de sus primeros compromisos al llegar a la Casa Blanca el 2009. Pero lo cierto es que los meses pasaron, los años también, y Guantánamo todavía no se cierra.
Creada luego del atentado del 11 de septiembre a las Torres Gemelas, el recinto representa para Obama un símbolo vergonzoso de los abusos carcelarios cometidos por Estados Unidos en el pasado, y para sus enemigos, un foco de odio y venganza. No es casualidad, que en el video donde es decapitado, el periodista James Foley estaba vestido justamente con un uniforme naranjo, tal como los presos estadounidenses.
Aunque son en total 149 los prisioneros que continúan en Guantánamo, apenas 10 han sido imputados por un delito específico. A otros 60, no se les acusa de ningún crimen en particular, pero de todos modos se le considera demasiado peligrosos como para ser puestos en libertad; en muchos casos, provienen de países en los que la influencia de movimientos terroristas aún es muy fuerte.
Los 79 presos restantes, son los calificados como “transferibles”: detenidos que no son asociados a ningún crimen en particular, y que cumplen todos los requisitos para ser puestos en libertad y reinsertarse en la sociedad, junto a sus familias, en calidad de refugiados.
Según los informes del gobierno, son detenidos que cumplían roles menores en las milicias enemigas: muchos de ellos ni siquiera tiene un conocimiento profundo de las armas, y no tenían ningún liderazgo dentro de las tropas. De acuerdo a las autoridades estadounidenses, de los 83 presos que han salido de Guantánamo bajo la administración de Obama, sólo 5 se han visto ligados a delitos luego de recuperar su libertad. Países como Francia, Italia y Bosnia, han recibido a algunos de estos ex detenidos, y les han permitido comenzar de cero. Pero hasta ahora, ningún país latinoamericano lo ha hecho.
Uruguay fue el primero en abrirse a la opción, pero hasta ahora, el traspaso no se ha concretado. El New York Times encendió la discusión hace algunos días, cuando acusó al presidente Mujica de retractarse de su compromiso con Estados Unidos. Según el diario, luego de que las encuestas demostraran el rechazo de los uruguayos a esta medida, Mujica habría privilegiado la estabilidad política del gobierno, con miras a las elecciones. Desde Uruguay, aseguraron que el acuerdo se va a cumplir, pero que las fechas aún no están claras.
Mientras que el reloj sigue avanzando y a Obama solo le queda hasta enero del 2017 para cumplir la que fue una de las mayores promesas de su gobierno, la perspectiva legal se ve compleja. Sobre todo, porque para detener a estos presos Estados Unidos se amparó en las leyes de guerra, que autorizan a retener por tiempo ilimitado a los enemigos en medio de un conflicto.
Reubicar a los presos de alta peligrosidad continúa siendo un dilema, ya que el Congreso no los quiere en suelo estadounidense; según los parlamentarios, podrían convertirse en un señuelo que atraería más ataques terroristas. Por otro lado, Guantánamo le cuesta 443 millones de dólares al año al gobierno; una cifra que podría seguir aumentando: los reos envejecen y necesitan cada vez más cuidados. Por donde se le mire, Guantánamo es un problema para Estados Unidos; la pregunta, ahora, es si Chile entrará o no a jugar parte de la solución.
Obama prometió cerrar la cárcel de Guántanamo en 2009:
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Uruguay fue el primer país en ofrecerse para recibir a los presos:
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FOTO: La Tercera