Refugiado: persona que “debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país”.
Así definió en 1951, la Convención sobre el Estatuto de Refugiado, a las 65 millones de personas que actualmente huyen de las condiciones inhumanas en la que se encuentran sus países.
En Chile hay cerca de dos mil refugiados, y tres mil más solicitan asilo.
Un 80% son colombianos que escaparon del conflicto armado de las guerrillas, que después de décadas logró un acuerdo de paz con el Gobierno.
En Aire Fresco, la jefa nacional del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), Delfina Lawson, contó que en Chile, el Día Mundial del Refugiado se conmemora recién desde el año pasado.
Su objetivo es sensibilizar a la sociedad de los conflictos que enfrentan las familias que huyen de sus hogares, y lo complejo que puede ser insertarse en una nueva comunidad.
En Chile estas personas son acogidas por la ley 20.4030, que enumera los derechos a los que deben tener acceso, como salud, educación y ayuda humanitaria.
Este año llegarán 60 sirios que se sumarán a la comunidad de refugiados actual. Sin embargo, para Lawson, debido a la estabilidad política y económica del país, “Chile puede ofrecer más soluciones, y está en condiciones de recibir más refugiados”.
Internacional
A nivel global, la jefa nacional de Acnur, explicó que uno de los nudos críticos tiene que ver con el acceso a la protección y al espacio humanitario de estas personas.
“Es lo que está pasando en Europa con los refugiados que escapan de las grandes crisis, como Siria, y los Estados les cierran las puertas”, dice la experta, quien agrega que la mayoría de los que escapa de su nación en el mundo árabe, no llegan a Europa debido a la complejidad del viaje, si no que se asientan en los países cercanos como Jordania, Turquía y Líbano.