1949 – . El asistente editorial y fotógrafo de la revista con que colabora, Russell Lynes, le pide un día que le envíe un pequeño relato con sus datos biográficos más reveladores. El futuro artista le contesta escueta y enigmáticamente en un pequeño trozo de papel con un dibujo junto al que anota. Un espacio de Bárbara Espejo.