1853- Cuando Robert Schumann conoció el genio musical de Johannes Brahms lo quiso para sí, decidió ponerlo bajo su resguardo para moldearlo y hacerlo destellar, convenció al padre del joven compositor alemán de que era el favorito de las musas. De hecho, de su propia musa también lo sería, Clara Wicek, pianista virtuosa y su mujer, más conocida al final como Clara Schumann. En la voz, Bárbara Espejo.