“Es bien grave e inesperado, en un momento en que el Presidente está bastante sumergido y de salida. Le vuelve a explotar el fantasma en la cara que lo ha perseguido siempre. Necesita 78 votos para aprobarse en la Cámara y si nadie se descuelga en la oposición son 83″, sostuvo María José.
La pregunta que deberíamos formularnos es qué gana la oposición, propuso Héctor.
“Esto se produce con la campaña encima (…) el costo que tiene eso para la candidatura de la derecha es demoledor”, agregó María José.
Arturo destacó otro punto de vista: “Para mi hay una dificultad y es que los hechos tienen que haber ocurrido ahora y la acusación debería haber sido a seis meses de ocurrido (…) me produce sorpresa que el Presidente una vez que se enteró de esto debiera haber destituido a las personas y no sé si lo hizo, además de haber hecho un reproche, porque la cláusula pone en duda su respetabilidad, es de mucha gravedad que se haya firmado”.
Héctor planteó: “Le creemos o no le creemos, hay un tema de confianzas que está predigitada, Piñera ya no es un presidente al cual le podamos creer, se transformó en el monstruo de todos los monstruos, en el violador de derechos humanos como no conoce otro en términos de imagen pública, percepción y de la escasa densidad de confianza democrática”.
“El hecho de que Piñera haya tenido una acusación constitucional y haya estado al filo de aprobarse hace dos años y el movimiento de ‘hay que botar a Piñera’ demuestra que en Chile la derecha no puede gobernar (…) no es anecdótico que las dos veces que Piñera ha llegado al gobierno ha estado contra las cuerdas”.