1894 – Cuando se acercaba el verano y la amenaza de separarse era la permanente angustia de Pierre, trata de convencerla de lo importante que es para su investigación y su carrera regresar a Francia y, por si a caso eso no era suficiente, también le pide que se casen. Una y otra vez. Pero ella sospechaba que ciencia y familia eran incompatibles. Regresa a Polonia. Pierre clama discretamente por ella en las cartas que le envía. Un espacio de Bárbara Espejo.