La madre de la joven reina, se entera de los caprichos carísimos con que su hija espanta el letargo de su vida monárquica, se entera también del desfile de amantes con que espanta sus nada satisfechos deseos conyugales. Preocupada por la actitud de la muchacha tan lejos de la mesura y la modestia que ella hubiese esperado, María Teresa de Austria le envía una nota.