María Antonieta II – Camino a Versalles
El paso de la frontera fue como un rito de iniciación, medio solemne y medio macabro. Habían construido un pabellón de dos sectores: por un lado entraba la archiduquesa de Austria, la despojaban de sus ropas, de sus criados y de toda seña de su procedencia. Al otro, las esperaban los franceses que la harían su delfina con nuevos vestidos, nuevos sirvientes y un rigídisimo protocolo que a ella la sorprendía tanto como la asustaba. Un espacio de Bárbara Espejo.
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