María Antonieta I – La penúltima rubia del imperio
Tenía una nariz prominente que seguiría creciendo hasta ser adulta, la frente demasiado amplia y ese labio inferior colgante que caracterizaba a los Habsburgo. En su favor hay que decir que tenía una piel preciosa que mantuvo hasta el final, también su cuello, largo, elegante y erguido, una de sus mejores armas de conquistas y el que expondría al filo de la guillotina para que se lo partieran en dos. Un espacio de Bárbara Espejo.
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