En 1965 las fiestas a las que todos querían ir ocurrían en el departamento del padre del pop-art. Bob Dylan, Mick Jagger y los jóvenes Velvet Underground eran parte de los asistentes de las altas noches que se desarrollaban en el edificio habitacional. Luego de tres años aguantando la juerga, los vecinos se quejan con la inmobiliaria, la que le escribe una carta de advertencia al platinado anfitrión.