Ignacio Walker fue parte desde adentro del momento histórico que vivió Chile a fines de los 80 e inicio de los 90, cuando se desarrolló la transición a la democracia.
Para dar testimonio de este momento, que además cumplió 30 años desde que Patricio Aylwin tomó el mando de la recuperación a la democracia, Walker lanzó el libro “Pasión por lo posible: Aylwin, la Transición y la Concertación”.
Como contó, “trabajé dos años en este libro y se me ocurrió interesante compartir reflexiones en la perspectiva que da el tiempo, sobre la transición y la Concertación. Además encontré cajas con notas y minutas sobre la discusión interna antes de la transición con miras al plebiscito”.
A este hallazgo, se sumó lo que ocurrió el 18 de octubre pasado, donde, como él dice, “se difundió el “no son 30 pesos, son 30 años”, y quiero refutar y reivindicar lo que fue la transición y Concertación en torno al por qué hicimos lo que hicimos, tomando el contexto de la época y la mirada retrospectiva que da el tiempo”.
Walker es claro en decir que “la gracia de la transición y de lo Concertación fue la pasión por lo posible y ampliar los límites. El reformismo y el gradualismo está en la esencia de la transición. Si algo tuvo, fue mística, épica, pasión. La lucha contra Pinochet fue brutal”.
Y agregó, “cuando estabas en un país que vivió tres revoluciones en 16 años y con pérdida de la democracia entremedio, había un anhelo de estabilidad y eso lo proveyó la Concertación”. Y acotó, “con el 40% de la población bajo la línea de la pobreza, Pinochet como senador designado, si eso no es épica, no sé qué es”.
Sobre el sentimiento que se vivía en la época, Walker dijo “estábamos viviendo un país de polarizaciones, entonces plantear un tránsito pacífico a la democracia, era una quimera”.
La Concertación
Ignacio Walker nombro tres grandes pilares que fueron los ejes de esta alianza que se formó entre la Democracia Cristiana y el Socialismo para hacer posible la transición: “Los derechos humanos; la democracia de los consensos básicos como lo decía Edgardo Boeninger y crecimiento con equidad. No hubo un país en el mundo en esos 20 años que redujera tan pronunciadamente la pobreza como en Chile”.
Y fue enfático al decir:
“Yo no puedo aceptar esta suerte de renegar de lo que considero los mejores 20 años del último siglo en Chile, que en parte, fue por estas convicciones”.
Walker también fue claro al decir que “esta fue una transición, no una revolución, y todas las transiciones por definición, son continuidad de cambios. Los componentes pueden variar, pero es la esencia de una transición y sentíamos que habían cosas que mantener, como apostar por el crecimiento económico y apostar a una inflación baja ¿Eso es ser neoliberal?”.
Y concluyó: “Mi convicción es que el vaso medio lleno es infinitamente más que el medio vacío”.